RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1 Ahora
bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.
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1 Ahora
bien, aun el primer pacto tenía
ordenanzas de culto y el santuario terrenal.
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1
El culto en el tabernáculo terrenal
Ahora bien, el primer pacto tenía sus normas para el culto, y un
santuario terrenal.
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1 En el primer pacto, Dios nos dio reglas para
que supiéramos cómo adorarlo. Esas reglas eran para el culto aquí en la
tierra.
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2 Porque
el tabernáculo(A) estaba dispuesto
así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro,(B) la mesa y los panes de la proposición.(C)
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2 Porque
había un tabernáculo preparado en la parte anterior, en el cual estaban el candelabro, la mesa y los panes
consagrados; éste se llama el Lugar Santo.
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2 En efecto, se habilitó un tabernáculo de tal
modo que en su primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro,
la mesa y los panes consagrados.
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2 El santuario para ese culto se construyó de la
siguiente manera: En su primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el
candelabro y la mesa donde se ponían los panes apartados para Dios.
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3 Tras el
segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,(D)
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3 Y
detrás del segundo velo había un
tabernáculo llamado el Lugar Santísimo,
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3 Tras la segunda cortina estaba la parte
llamada el Lugar Santísimo,
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3 Detrás de la segunda cortina estaba la parte
llamada Lugar Santísimo,
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4 el cual
tenía un incensario de oro(E) y el
arca del pacto cubierta de oro por todas partes,(F)
en la que estaba una urna de oro que contenía el maná,(G) la vara de Aarón que reverdeció,(H) y las tablas del pacto;(I)
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4 el cual
tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro,
en la cual había una urna de oro que
contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto;
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4 el cual tenía el altar de oro para el incienso
y el arca del pacto, toda recubierta de oro. Dentro del arca había una urna
de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que había retoñado, y las
tablas del pacto.
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4 en donde estaba el altar de oro para quemar
incienso, y también el cofre del pacto, que estaba totalmente recubierto de
oro. En el cofre había una jarra de oro, que contenía maná; el bastón de
Aarón, que había vuelto a florecer, y las tablas con los diez mandamientos.
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5 y sobre
ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio;(J) de las cuales cosas no se puede ahora
hablar en detalle.
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5 y sobre
ella estaban los querubines de gloria
que daban sombra al propiciatorio; pero de estas cosas no se puede hablar
ahora en detalle.
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5 Encima del arca estaban los querubines de la
gloria, que cubrían con su sombra el lugar de la expiación.[a] Pero ahora no se puede hablar de eso
en detalle.
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5 Encima del cofre se pusieron las estatuas de
dos seres alados, los cuales cubrían con sus alas la tapa del cofre y
representaban la presencia de Dios. Pero de momento no hace falta entrar en
detalles.
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6 Y así
dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los
sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;(K)
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6 Así
preparadas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente al primer
tabernáculo para oficiar en el culto;
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6 Así dispuestas todas estas cosas, los
sacerdotes entran continuamente en la primera parte del tabernáculo para
celebrar el culto.
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6 Así estaban dispuestas todas las cosas en el
santuario. Todos los días, los sacerdotes entraban al Lugar Santo para
celebrar el culto.
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7 pero en
la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la
cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;(L)
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7 pero en
el segundo, sólo entra el sumo
sacerdote una vez al año, no sin llevar
sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en
ignorancia.
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7 Pero en la segunda parte entra únicamente el
sumo sacerdote, y sólo una vez al año, provisto siempre de sangre que ofrece
por sí mismo y por los pecados de ignorancia cometidos por el pueblo.
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7 Pero en el Lugar Santísimo sólo podía entrar
el jefe de los sacerdotes, y esto, sólo una vez al año. Entraba llevando la
sangre de los animales, que él y el pueblo ofrecían para pedir perdón a Dios
cuando pecaban sin darse cuenta.
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8 dando
el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el
camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo
estuviese en pie.
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8
Queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al
Lugar Santísimo aún no había sido revelado en tanto que el primer tabernáculo
permaneciera en pie;
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8 Con esto el Espíritu Santo da a entender que,
mientras siga en pie el primer tabernáculo, aún no se habrá revelado el
camino que conduce al Lugar Santísimo.
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8 De este modo el Espíritu Santo da a entender
que, cuando aún existía el santuario, la entrada al Lugar Santísimo no le
estaba permitida a cualquiera.
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9 Lo cual
es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y
sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que
practica ese culto,
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9 lo cual
es un símbolo para el tiempo presente,
según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer
perfecto en su conciencia al que practica ese
culto,
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9 Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y
los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar
la conciencia de los que celebran ese culto.
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9 Todo esto se hizo así para mostrarnos lo que
ahora es más importante: No podemos sentirnos perdonados sólo por haber
ofrecido ofrendas y sacrificios en el culto.
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10 ya que
consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas
acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
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10 puesto
que tienen que ver sólo con comidas y
bebidas, y diversas abluciones y ordenanzas para el cuerpo, impuestas hasta
el tiempo de reformar las cosas .
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10 No se trata más que de reglas externas
relacionadas con alimentos, bebidas y diversas ceremonias de purificación,
válidas sólo hasta el tiempo señalado para reformarlo todo.
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10 Todo esto son reglas que tienen que ver con
comidas, bebidas y ceremonias de purificación, que nos preparan para el
culto. Las reglas indican lo que se debe hacer, pero no nos ayudan a cambiar
nuestra manera de vivir. Esas reglas sirven sólo mientras Dios no las cambie
por algo mejor.
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11 Pero
estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el
más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de
esta creación,
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11 Pero
cuando Cristo apareció como sumo
sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto
tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación,
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11
La sangre de Cristo
Cristo, por el contrario, al presentarse como sumo sacerdote de los
bienes definitivos[b] en el
tabernáculo más excelente y perfecto, no hecho por manos humanas (es decir,
que no es de esta creación),
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11 Pero ya Cristo vino y se ha convertido en el
Jefe de Sacerdotes, y a él le debemos todo lo bueno que ahora nos pasa.
Porque el santuario donde él es sacerdote, es mejor y perfecto. No lo hizo
ningún ser humano, así que no es de este mundo.
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12 y no
por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró
una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención.
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12 y no
por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su
propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo
obtenido redención eterna.
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12 entró una sola vez y para siempre en el Lugar
Santísimo. No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su
propia sangre, logrando así un rescate eterno.
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12 Cristo no entró a ese santuario para ofrecer a
Dios la sangre de animales, sino para ofrecer su propia sangre. Entró una
sola vez y para siempre; de ese modo, de una vez por todas nos libró del
pecado.
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13 Porque
si la sangre de los toros y de los machos cabríos,(M) y las cenizas de la becerra(N) rociadas a los inmundos, santifican para
la purificación de la carne,
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13 Porque
si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra
rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de
la carne,
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13 La sangre de machos cabríos y de toros, y las
cenizas de una novilla rociadas sobre personas impuras, las santifican de
modo que quedan limpias por fuera.
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13 De acuerdo con la religión judía, las personas
que están impuras no pueden rendirle culto a Dios. Pero serán consideradas
puras si se les rocía la sangre de chivos y toros, y las cenizas de una
becerra sacrificada.
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14 ¿cuánto
más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo?
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14 ¿cuánto
más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo
sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir
al Dios vivo?
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14 Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de
Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios,
purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de
que sirvamos al Dios viviente!
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14 Pues si todo eso tiene poder, más poder tiene
la sangre de Cristo. Porque por medio del Espíritu, que vive para siempre,
Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha ni pecado. Su
sangre nos purifica, para que estemos seguros de que hemos sido perdonados, y
para que podamos servir a Dios, que vive para siempre.
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15 Así
que, por eso es mediador de un nuevo pacto,[a]
para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que
había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia
eterna.
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15 Y por
eso El es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar
una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido
llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
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15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto,
para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha
muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto.
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15 Así, por medio de Jesucristo, entramos en un
nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara
todo lo malo que hicimos cuando servíamos al primer pacto. Y por medio de su
muerte, también los que hemos sido elegidos por Dios recibiremos la salvación
eterna que él nos ha prometido.
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16 Porque
donde hay testamento,[b] es
necesario que intervenga muerte del testador.
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16 Porque
donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador.
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16 En el caso de un testamento,[c] es necesario constatar la muerte del
testador,
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16 Este nuevo pacto es como un testamento. Si la
persona que hace un testamento no ha muerto todavía, ese documento aún no
sirve de nada.
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17 Porque
el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el
testador vive.
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17 Pues un
testamento es válido sólo en caso de
muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador.
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17 pues un testamento sólo adquiere validez
cuando el testador muere, y no entra en vigor mientras vive.
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18 De
donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.
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18 Por
tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre.
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18 De ahí que ni siquiera el primer pacto se haya
establecido sin sangre.
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18 Por eso, cuando Dios hizo el primer pacto, se
mataron varios animales.
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19 Porque
habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo,
tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana
escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,
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19 Porque
cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo,
conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos,
con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo,
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19 Después de promulgar todos los mandamientos de
la ley a todo el pueblo, Moisés tomó la sangre de los becerros junto con
agua, lana escarlata y ramas de hisopo, y roció el libro de la ley y a todo
el pueblo,
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19 Primero, Moisés anunció los mandamientos de la
ley a todo el pueblo. Luego tomó lana roja y una rama de hisopo, y las mojó
en agua mezclada con sangre de toros y de chivos. Después roció esa mezcla
sobre el libro de la Ley, y con ella roció también a todo el pueblo.
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20
diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.(O)
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20
diciendo: ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE DIOS OS ORDENO.
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20 diciendo: «Ésta es la sangre del pacto que
Dios ha mandado que ustedes cumplan.»[d]
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20 Cuando terminó, dijo: «Esta sangre confirma el
pacto que Dios ha hecho con ustedes.»
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21 Y
además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos
del ministerio.(P)
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21 Y de la
misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios
del ministerio.
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21 De la misma manera roció con la sangre el
tabernáculo y todos los objetos que se usaban en el culto.
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21 Moisés también roció con sangre el santuario y
todas las cosas que se usaban en el culto.
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22 Y casi
todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre
no se hace remisión.(Q)
El sacrificio de Cristo quita el pecado
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22 Y según
la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no
hay perdón.
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22 De hecho, la ley exige que casi todo sea
purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.
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22 La ley dice que la sangre quita el pecado de
casi todas las cosas, y que debemos ofrecer sangre a Dios para que nos
perdone nuestros pecados.
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23 Fue,
pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas
así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.
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23 Por
tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos
fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que éstos.
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23 Así que era necesario que las copias de las
realidades celestiales fueran purificadas con esos sacrificios, pero que las
realidades mismas lo fueran con sacrificios superiores a aquéllos.
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23 Por eso fue necesario matar a esos animales,
para limpiar todo lo que hay en el santuario, que es una copia de lo que hay
en el cielo. Pero lo que hay en el cielo necesita algo mejor que sacrificios
de animales.
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24 Porque
no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en
el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;
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24 Porque
Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del
verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de
Dios por nosotros,
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24 En efecto, Cristo no entró en un santuario
hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el
cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.
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24 Porque Cristo no entró en el santuario hecho
por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró
en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone.
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25 y no
para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar
Santísimo cada año con sangre ajena.
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25 y no
para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar
Santísimo cada año con sangre ajena.
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25 Ni entró en el cielo para ofrecerse vez tras
vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre
ajena.
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25 No entró para ofrecerse como sacrificio muchas
veces, como aquí en la tierra lo hace el jefe de los sacerdotes, que entra
una vez al año para ofrecer una sangre que no es la suya.
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26 De otra
manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del
mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
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26 De otra
manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del
mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha
manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.
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26 Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir
muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de
los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con
el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.
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26 Si Cristo tuviera que hacer lo mismo, habría
tenido que morir muchas veces desde que Dios creó el mundo. Pero lo cierto es
que ahora, cuando ya se acerca el fin, Cristo se ha manifestado de una vez y
para siempre. Se ha manifestado para ofrecerse como el sacrificio por el cual
Dios nos perdona nuestros pecados.
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27 Y de la
manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio,
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27 Y así
como está decretado que los hombres mueran una sola
vez, y después de esto, el juicio,
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27 Y así como está establecido que los seres
humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio,
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27 Todos nosotros moriremos una sola vez, y
después vendrá el juicio.
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28 así
también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y
aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que
le esperan.
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28 así
también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de
muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación
con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.
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28 también Cristo fue ofrecido en sacrificio una
sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya
no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo
esperan.
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28 De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una
sola vez para que muchos seamos perdonados de nuestros pecados. Después él
volverá otra vez al mundo, pero no para morir por nuestros pecados, sino para
salvar a todos los que esperamos su venida.
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Martes 05/11/2013 Hebreos 9:1-28
Hebreos 9:1-28