Miercoles 06/11/2013 Hebreos 10:1-39

Hebreos 10:1-39

RV60a
LBLA
NVI
TLA
1  Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
1  Pues ya que la ley sólo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan.
1
El sacrificio de Cristo, ofrecido una vez y para siempre
La ley es sólo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia[a] misma de estas realidades. Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer perfectos a los que adoran.
1 La ley de Moisés era sólo una muestra de lo bueno que Dios nos iba a dar, y no lo que en verdad nos daría. Por eso, la ley nunca puede hacer perfectos a los que, cada año, van al santuario a ofrecer a Dios los mismos sacrificios de siempre.
2  De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.
2  De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado?
2 De otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios? Pues los que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado.
2 Si en verdad la ley pudiera quitarles el pecado, no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios a Dios.
3  Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados;
3  Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año.
3 Pero esos sacrificios son un recordatorio anual de los pecados,
3 Pero sucede lo contrario. Cada año, cuando ofrecen esos sacrificios, lo único que logran es recordar sus pecados.
4  porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
4  Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.
4 ya que es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
4 Porque la sangre de los toros y de los chivos que se sacrifican no puede quitar los pecados.
5  Por lo cual, entrando en el mundo dice:
 Sacrificio y ofrenda no quisiste;
 Mas me preparaste cuerpo.
5  Por lo cual, al entrar El en el mundo, dice: SACRIFICIO Y OFRENDA NO HAS QUERIDO, PERO UN CUERPO HAS PREPARADO PARA MI;
5 Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: «A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo;
5 Por eso, cuando Cristo vino a este mundo, le dijo a Dios: «Tú no pides sacrificios a cambio de tu perdón; por eso me has dado un cuerpo.
6  Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
6  EN HOLOCAUSTOS Y sacrificios POR EL PECADO NO TE HAS COMPLACIDO.
6 no te agradaron ni holocaustos ni sacrificios por el pecado.

7  Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para
 hacer tu voluntad,
 Como en el rollo del libro está escrito de mí.(A)
7  ENTONCES DIJE: "HE AQUI, YO HE VENIDO (EN EL ROLLO DEL LIBRO ESTA ESCRITO DE MI) PARA HACER, OH DIOS, TU VOLUNTAD."
7 Por eso dije: “Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad.” »[b]
7 »Por eso te dije: “Aquí me tienes, para cumplir tu voluntad. Así me lo enseña la Ley de Moisés.”»
8  Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
8  Habiendo dicho arriba: SACRIFICIOS Y OFRENDAS Y HOLOCAUSTOS, Y sacrificios POR EL PECADO NO HAS QUERIDO, NI en ellos TE HAS COMPLACIDO (los cuales se ofrecen según la ley),
8 Primero dijo: «Sacrificios y ofrendas, holocaustos y expiaciones no te complacen ni fueron de tu agrado» (a pesar de que la ley exigía que se ofrecieran).
8 En primer lugar, este salmo dice que Dios no quiere, ni le gustan, los sacrificios y las ofrendas, ni los animales quemados sobre el altar, aunque la ley manda que sean presentados.
9  y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
9  entonces dijo: HE AQUI, YO HE VENIDO PARA HACER TU VOLUNTAD. El quita lo primero para establecer lo segundo.
9 Luego añadió: «Aquí me tienes: He venido a hacer tu voluntad.» Así quitó lo primero para establecer lo segundo.
9 Después de eso, el salmo dice que Cristo vino a cumplir la voluntad de Dios. Es decir, Cristo quitó aquellos sacrificios antiguos, y estableció uno nuevo.
10  En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
10  Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre.
10 Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.
10 Dios nos eligió porque Jesucristo obedeció sus órdenes al morir en la cruz, y ofreció su cuerpo como sacrificio una sola vez y para siempre.
11  Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;(B)
11  Y ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
11 Todo sacerdote celebra el culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.
11 Aunque los sacrificios de animales no quitan el pecado, los sacerdotes judíos siguen ofreciéndolos muchas veces todos los días.
12  pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
12  pero El, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, SE SENTO A LA DIESTRA DE DIOS,
12 Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios,
12 Pero Jesucristo le ofreció a Dios un solo sacrificio para siempre, y así nos perdonó nuestros pecados. Luego se sentó a la derecha del trono de Dios,
13  de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;(C)
13  esperando de ahí en adelante HASTA QUE SUS ENEMIGOS SEAN PUESTOS POR ESTRADO DE SUS PIES.
13 en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
13 y allí estará esperando, hasta que Dios derrote a sus enemigos.
14  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
14  Porque por una ofrenda El ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
14 Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.
14 Porque, con un solo sacrificio, Jesucristo hizo que Dios hiciera perfectos a todos los que eligió para ser parte de su pueblo.
15  Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:
15  Y también el Espíritu Santo nos da testimonio; porque después de haber dicho:
15 También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Primero dice:
15 Así lo asegura el Espíritu Santo cuando dice:
16  Este es el pacto que haré con ellos
 Después de aquellos días, dice el Señor:
 Pondré mis leyes en sus corazones,
 Y en sus mentes las escribiré,(D)
16  ESTE ES EL PACTO QUE HARE CON ELLOS DESPUES DE AQUELLOS DIAS--DICE EL SEÑOR: PONDRE MIS LEYES EN SU CORAZON, Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRE, añade:
16 «Éste es el pacto que haré con ellos después de aquel tiempo —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente.»[c]
16 «Por eso, este será mi nuevo pacto con el pueblo de Israel: haré que mis enseñanzas las aprendan de memoria, y que sean la guía de su vida.
17  añade:
 Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.(E)
17  Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS E INIQUIDADES.
17 Después añade: «Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.»[d]
17 Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.»
18  Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
18  Ahora bien, donde hay perdón de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado.
18 Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado.
18 Por lo tanto, si nuestros pecados han sido perdonados, ya no es necesario darle a Dios más ofrendas para que nos perdone.
19  Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
19  Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
19
Llamada a la perseverancia
Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo,
19 Hermanos, la sangre que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios, y entrar con toda libertad al lugar más santo.
20  por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
20  por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne,
20 por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo;
20 Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto.
21  y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
21  y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
21 y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios.
21 Él es nuestro gran sacerdote, encargado del santuario que está en el cielo.
22  acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones(F) de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.(G)
22  acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
22 Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.
22 Por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo nos dejó limpios de pecado, como si nos hubiera lavado con agua pura, y ya estamos libres de culpa.
23  Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
23  Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió;
23 Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.
23 Sigamos confiando en que Dios nos salvará. No lo dudemos ni un instante, porque él cumplirá lo que prometió.
24  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
24  y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras,
24 Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.
24 Tratemos de ayudarnos unos a otros, y de amarnos y hacer lo bueno.
25  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Advertencia al que peca deliberadamente

25  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca.
25 No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
25 No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el día en que el Señor juzgará a todo el mundo.
26  Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
26  Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,
26 Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados.
26 Si seguimos pecando después de haber conocido la verdadera enseñanza de Dios, ningún sacrificio podrá hacer que Dios nos perdone.
27  sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.(H)
27  sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de UN FUEGO QUE HA DE CONSUMIR A LOS ADVERSARIOS.
27 Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios.
27 No nos quedaría más remedio que esperar, con un miedo terrible, el juicio final, que es cuando los enemigos de Dios serán destruidos con fuego ardiente.
28  El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.(I)
28  Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos.
28 Cualquiera que rechazaba la ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos.
28 Si en un juicio dos testigos afirman que alguien ha desobedecido la ley de Moisés, los jueces no le tienen compasión a esa persona y ordenan su muerte.
29  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto(J) en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
29  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?
29 ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia?
29 ¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que desprecian al Hijo de Dios, y los que dicen que su muerte no sirve para nada! Los que hacen eso insultan al Espíritu de Dios, que los ama, y menosprecian la muerte de Cristo, es decir, el nuevo pacto por medio del cual Dios les perdona sus pecados.
30  Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.(K) Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.(L)
30  Pues conocemos al que dijo: MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE. Y otra vez: EL SEÑOR JUZGARA A SU PUEBLO.
30 Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza; yo pagaré»;[e] y también: «El Señor juzgará a su pueblo.»[f]
30 Además, como todos sabemos, Dios dijo que él se vengará de sus enemigos, y que los castigará por todo lo malo que han hecho. También dijo que juzgará a su pueblo.
31  ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
31  ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
31 ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo!
31 ¡Que terrible debe ser que el Dios de la vida tenga que castigarnos!
32  Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos;
32  Pero recordad los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos;
32 Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes, después de haber sido iluminados, sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento.
32 Recuerden todas las dificultades y los sufrimientos por los que ustedes pasaron al principio, cuando aceptaron la buena noticia. A pesar de eso, nunca dejaron de confiar.
33  por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante.
33  por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así.
33 Unas veces se vieron expuestos públicamente al insulto y a la persecución; otras veces se solidarizaron con los que eran tratados de igual manera.
33 A muchos de ustedes sus enemigos los insultaron y los maltrataron delante de la gente, y en otras ocasiones ustedes sufrieron con quienes eran tratados así.
34  Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.
34  Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión.
34 También se compadecieron de los encarcelados, y cuando a ustedes les confiscaron sus bienes, lo aceptaron con alegría, conscientes de que tenían un patrimonio mejor y más permanente.
34 También tuvieron ustedes compasión de los que estaban en la cárcel, y con alegría dejaron que las autoridades les quitaran sus pertenencias, porque sabían que en el cielo tienen algo mucho mejor y más duradero.
35  No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
35  Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa.
35 Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
35 Por eso, no dejen de confiar en Dios, porque sólo así recibirán un gran premio.
36  porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
36  Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
36 Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.
36 Sean fuertes, y por ningún motivo dejen de confiar en él cuando estén sufriendo, para que así puedan hacer lo que Dios quiere y reciban lo que él les ha prometido.
37  Porque aún un poquito,
 Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
37  PORQUE DENTRO DE MUY POCO TIEMPO, EL QUE HA DE VENIR VENDRA Y NO TARDARA.
37 Pues dentro de muy poco tiempo, «el que ha de venir vendrá, y no tardará.
37 Pues Dios dice en la Biblia: «Muy pronto llegará el que tiene que venir. ¡Ya no tarda!
38  Mas el justo vivirá por fe;
 Y si retrocediere, no agradará a mi alma.(M)
38  MAS MI JUSTO VIVIRA POR LA FE; Y SI RETROCEDE, MI ALMA NO SE COMPLACERA EN EL.
38 Pero mi justo[g] vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.»[h]
38 Los que me son fieles en todo y confían en mí vivirán para siempre. Pero si dejan de serme fieles, no estaré contento con ellos.»
39  Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.
39  Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.
39 Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.

39 Gracias a Dios, nosotros no somos de los que dejan de ser fieles y acaban siendo castigados, sino que somos de los que reciben la salvación por confiar en Dios.