RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Puestos los ojos en Jesús
Por tanto, nosotros también,
teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de
todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante,
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1 Por
tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos,
despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos
envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
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1
Dios disciplina a sus hijos
Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud
tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial
del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que
tenemos por delante.
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1 ¡Todas esas personas están a nuestro alrededor
como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que es un estorbo,
pues la vida es una carrera que exige resistencia.
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2 puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios.
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2 puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto
delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a
la diestra del trono de Dios.
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2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la
cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado
a la derecha del trono de Dios.
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2 Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues
de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más
y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía
que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a
la derecha del trono de Dios.
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3
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí
mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
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3
Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores
contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón.
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3 Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente
a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni
pierdan el ánimo.
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3 Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente
pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes
no deben rendirse ni desanimarse,
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4 Porque
aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
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4 Porque
todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el
punto de derramar sangre;
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4 En la lucha que ustedes libran contra el
pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
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4 pues en su lucha contra el pecado todavía no
han tenido que morir como él.
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5 y
habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies
la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres
reprendido por él;
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5 además,
habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO
TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR
EL;
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5 Y ya han olvidado por completo las palabras de
aliento que como a hijos se les dirige: «Hijo mío, no tomes a la ligera la
disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda,
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5 Pero ustedes parecen haberse olvidado ya del
consejo que Dios les da a sus hijos en la Biblia: «Querido jovencito, no
tomes las intrucciones de Dios como algo sin importancia. Ni te pongas triste
cuando él te reprenda.
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6 Porque
el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe
por hijo.(A)
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6 PORQUE
EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO.
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6 porque el Señor disciplina a los que ama, y
azota a todo el que recibe como hijo.»[a]
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6 »Porque Dios corrige y castiga a todo aquel
que ama y que considera su hijo.»
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7 Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es
aquel a quien el padre no disciplina?
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7 Es para
vuestra corrección que sufrís; Dios os
trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su
padre no discipline?
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7 Lo que soportan es para su disciplina, pues
Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no
disciplina?
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7 Si ahora ustedes están sufriendo, es porque
Dios los ama y los corrige, como si fueran sus hijos. Porque no hay un padre
que no corrija a su hijo.
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8 Pero si
se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces
sois bastardos, y no hijos.
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8 Pero si
estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes,
entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos
.
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8 Si a ustedes se les deja sin la disciplina que
todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos.
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8 Si Dios no los corrige, como lo hace con todos
sus hijos, entonces ustedes no son en verdad sus hijos.
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9 Por
otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los
venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus,
y viviremos?
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9 Además,
tuvimos padres terrenales para disciplinarnos,
y los respetábamos, ¿con cuánta más
razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?
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9 Después de todo, aunque nuestros padres
humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con
mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos?
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9 Cuando éramos niños, nuestros padres aquí en
la tierra nos corregían, y nosotros los respetábamos. Con mayor razón debemos
obedecer a Dios, que es nuestro Padre que está en el cielo, pues así
tendremos vida eterna.
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10 Y
aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía,
pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su
santidad.
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10 Porque
ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro
bien, para que participemos de su santidad.
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10 En efecto, nuestros padres nos disciplinaban
por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro
bien, a fin de que participemos de su santidad.
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10 Cuando éramos niños, nuestros padres nos
corregían porque pensaban que eso era lo mejor para nosotros. Pero Dios nos
corrige para nuestro verdadero bien, para hacernos santos como él.
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11 Es
verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han
sido ejercitados.
Los que rechazan la gracia de Dios
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11 Al
presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin
embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después
fruto apacible de justicia.
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11 Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento
de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después
produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por
ella.
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11 Desde luego que ningún castigo nos gusta en el
momento de recibirlo, pues nos duele. Pero si aprendemos la lección que Dios
nos quiere dar, viviremos en paz y haremos el bien.
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12 Por lo
cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;(B)
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12 Por
tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean,
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12 Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos
cansadas y de sus rodillas debilitadas.
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12 Por todo eso, no debemos dejar de confiar
totalmente en Dios. Si la vida es como una carrera, y ustedes tienen ya
cansadas las manos y débiles las rodillas, cobren nuevas fuerzas.
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13 y haced
sendas derechas para vuestros pies,(C)
para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
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13 y haced
sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna
coja no se descoyunte, sino que se sane.
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13 «Hagan sendas derechas para sus pies»,[b] para que la pierna coja no se
disloque sino que se sane.
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13 Corran por un camino recto y parejo, para que
el pie que esté cojo se sane y no se tuerza más.
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14 Seguid
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
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14 Buscad
la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
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14
Advertencia a los que rechazan a Dios
Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor.
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14 Traten de vivir en paz con todos, y de obedecer
a Dios; porque si no lo hacen, jamás lo verán cara a cara.
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15 Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando
alguna raíz de amargura,(D) os
estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
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15 Mirad
bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de
amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados;
|
15 Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la
gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa
a muchos;
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15 No dejen que nadie se aleje del amor de Dios.
Tampoco permitan que nadie cause problemas en el grupo, porque eso les haría
daño; ¡sería como una planta amarga, que los envenenaría!
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16 no sea
que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida
vendió su primogenitura.(E)
|
16 de que
no haya ninguna persona inmoral ni
profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.
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16 y de que nadie sea inmoral ni profano como
Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor.[c]
|
16 Ninguno debe tener relaciones sexuales
prohibidas ni despreciar a Dios. Eso fue lo que hizo Esaú, pues cambió sus
derechos de hijo mayor por un plato de comida,
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17 Porque
ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no
hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.(F)
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17 Porque
sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado,
pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.
|
17 Después, como ya saben, cuando quiso heredar
esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el arrepentimiento,
aunque con lágrimas buscó la bendición.
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17 y cuando quiso que su padre le reconociera
esos derechos, él no se los reconoció. Esaú lloró mucho, pero ya no había
nada que hacer.
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18 Porque
no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a
la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,
|
18 Porque
no os habéis acercado a un monte que
se puede tocar, ni a fuego ardiente, ni a tinieblas, ni a oscuridad, ni a
torbellino,
|
18 Ustedes no se han acercado a una montaña que
se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego; ni a oscuridad, tinieblas y
tormenta;
|
18 Ustedes no se acercaron al monte Sinaí, el
cual se podía ver y tocar, y en el que había fuego, oscuridad, tinieblas y
tormenta.
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19 al
sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron
rogaron que no se les hablase más,(G)
|
19 ni a
sonido de trompeta, ni a ruido de palabras tal,
que los que oyeron rogaron que no se les hablara más;
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19 ni a sonido de trompeta, ni a tal clamor de
palabras que quienes lo oyeron suplicaron que no se les hablara más,
|
19 Tampoco oyeron el sonido de una trompeta, ni
la voz de Dios dándoles mandamientos. Los que oyeron esa voz en el monte
Sinaí pedían que se callara,
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20 porque
no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte,
será apedreada, o pasada con dardo;(H)
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20 porque no
podían soportar el mandato: SI AUN UNA BESTIA TOCA EL MONTE, SERA APEDREADA.
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20 porque no podían soportar esta orden: «¡Será
apedreado todo el que toque la montaña, aunque sea un animal!»[d]
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20 pues no podían obedecer el mandamiento que les
ordenaba: «Deberán matar a pedradas, o con una lanza, a cualquier persona o
animal que ponga un pie en este monte.»
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21 y tan
terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;(I)
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21 Tan
terrible era el espectáculo, que
Moisés dijo: ESTOY ATERRADO Y TEMBLANDO.
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21 Tan terrible era este espectáculo que Moisés
dijo: «Estoy temblando de miedo.»[e]
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21 Tan terrible fue lo que ellos vieron en ese
monte, que Moisés mismo dijo: «Estoy temblando de miedo.»
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22 sino
que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén
la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
|
22
Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion y a la ciudad
del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles,
|
22 Por el contrario, ustedes se han acercado al
monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han
acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa,
|
22 Ustedes, por el contrario, se han acercado al
monte Sión y a la ciudad de Dios, quien vive para siempre. Esa es la ciudad
de Jerusalén, que está en el cielo. Allí hay miles de ángeles que alaban a
Dios,
|
23 a la
congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el
Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
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23 a la
asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los
cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos,
|
23 a la iglesia de los primogénitos inscritos en
el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los
justos que han llegado a la perfección;
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23 y allí están todos aquellos a quienes Dios
trató como a hijos, y a quienes les dio el derecho de vivir en el cielo.
Ustedes se han acercado a Dios, quien juzgará a todo el mundo. También se han
acercado a los espíritus de las personas buenas que Dios hizo perfectas.
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24 a Jesús
el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de
Abel.(J)
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24 y a
Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que
la sangre de Abel.
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24 a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la
sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel.
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24 Se han acercado a Jesús, y recuerden que, por
medio de él, Dios hizo un nuevo pacto con ustedes. Gracias a la sangre que
Jesús derramó al morir, hemos sido perdonados de nuestros pecados. Por eso
Jesús es mejor que Abel, pues la sangre de Abel no ofrece perdón, sino que
pide venganza.
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25 Mirad
que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon
al que los amonestaba en la tierra,(K)
mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
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25 Mirad
que no rechacéis al que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron
al que les amonestó sobre la tierra,
mucho menos escaparemos nosotros si
nos apartamos de aquel que nos amonesta desde el cielo.
|
25 Tengan cuidado de no rechazar al que habla,
pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la
tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos
amonesta desde el cielo.
|
25 Tengan cuidado cuando Dios les llame la
atención. No lo rechacen, porque los israelitas que en el pasado lo
rechazaron, no escaparon del castigo. En aquella ocasión, cuando Dios les
habló, su voz hizo temblar la tierra. Y si nosotros rechazamos a Dios, que
nos llama la atención desde el cielo, tampoco escaparemos del castigo. Porque
ahora él dice: «Otra vez haré temblar, no sólo la tierra, sino también el
cielo.»
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26 La voz
del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún
una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.(L)
|
26 Su voz
hizo temblar entonces la tierra, pero ahora El ha prometido, diciendo: AUN
UNA VEZ MAS, YO HARE TEMBLAR NO SOLO LA TIERRA, SINO TAMBIEN EL CIELO.
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26 En aquella ocasión, su voz conmovió la tierra,
pero ahora ha prometido: «Una vez más haré que se estremezca no sólo la
tierra sino también el cielo.»[f]
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27 Y esta
frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas
hechas, para que queden las inconmovibles.
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27 Y esta expresión: Aún, una vez más, indica la remoción
de las cosas movibles, como las cosas creadas, a fin de que permanezcan las
cosas que son inconmovibles.
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27 La frase üna vez más» indica la transformación[g] de las cosas movibles, es decir, las
creadas, para que permanezca lo inconmovible.
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27 Y cuando dice «otra vez», entendemos que él
quitará las cosas creadas, las que se pueden mover, para dejar las cosas que
no pueden ser movidas.
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28 Así
que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante
ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
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28 Por lo
cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos
gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor
y reverencia;
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28 Así que nosotros, que estamos recibiendo un
reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud,
adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente,
|
28 Gracias a Dios, el reino que él nos da no
puede ser movido. Por eso debemos adorar a Dios con el amor y la honra que a
él le gusta recibir.
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29 porque
nuestro Dios es fuego consumidor.(M)
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29 porque
nuestro Dios es fuego consumidor.
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29 porque nuestro «Dios es fuego consumidor».[h]
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29 Porque nuestro Dios es como un fuego
destructor.
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Viernes 08/11/2013 Hebreos 12:1-29
Hebreos 12:1-29