RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1 Por
tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a
la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras
muertas, de la fe en Dios,
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1 Por
tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia
la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras
muertas y de la fe hacia Dios,
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1 Por eso, dejando a un lado las enseñanzas
elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner
los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la
muerte, la fe en Dios,
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1 Por eso, sigamos aprendiendo más y más, hasta
que lleguemos a ser cristianos maduros. Dejemos de ocuparnos de las primeras
enseñanzas que se nos dieron acerca de Cristo, y no sigamos hablando de cosas
simples. Dejemos de hacer lo malo, sigamos a Cristo, y dejemos de pecar para
no morir. Ya sabemos que debemos confiar en Dios,
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2 de la
doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los
muertos y del juicio eterno.
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2 de la
enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de
los muertos y del juicio eterno.
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2 la instrucción sobre bautismos, la imposición
de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.
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2 y que debemos bautizarnos; también sabemos que
los que creen en Cristo reciben el Espíritu Santo, que los muertos volverán a
vivir, y que habrá un juicio final.
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3 Y esto
haremos, si Dios en verdad lo permite.
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3 Y esto haremos,
si Dios lo permite.
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3 Así procederemos, si Dios lo permite.
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3 Claro que todo esto lo seguiremos enseñando,
si Dios así nos lo permite.
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4 Porque
es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
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4 Porque
en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don
celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
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4 Es imposible que renueven su arrepentimiento
aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial,
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4 Pero los que dejan de creer en Cristo ya no
pueden volver a ser amigos de Dios, aunque alguna vez hayan creído que el
mensaje de Dios es la verdad, y con gusto lo hayan recibido como un regalo.
Si dejan de creer en Cristo, lo que habrán hecho será volver a clavarlo en la
cruz y burlarse de él ante todo el mundo. No importa que hayan recibido el
Espíritu Santo junto con los demás, ni que hayan sabido lo bueno que es el
mensaje de Dios, ni lo poderoso que Dios será en el nuevo mundo, si dejan de
creer en Cristo ya no podrán volver a él.
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5 y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
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5 que
gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
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5 que han tenido parte en el Espíritu Santo y
que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo
venidero, y después de todo esto se han apartado.
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6 y recayeron,
sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí
mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
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6 pero después cayeron, es imposible renovarlos otra
vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al
Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública.
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6 Es imposible, porque así vuelven a crucificar,
para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen a la vergüenza pública.
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7 Porque
la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce
hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de
Dios;
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7 Porque
la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella y produce
vegetación útil a aquellos a causa de los cuales es cultivada, recibe
bendición de Dios;
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7 Cuando la tierra bebe la lluvia que con
frecuencia cae sobre ella, y produce una buena cosecha para los que la
cultivan, recibe bendición de Dios.
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7 En esto la gente es como un terreno. Los que
creen en Cristo son como el terreno que recibe mucha lluvia y produce una
buena cosecha para el sembrador, y Dios lo bendice.
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8 pero la
que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida,(A) y su fin es el ser quemada.
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8 pero si
produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y
termina por ser quemada.
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8 En cambio, cuando produce espinos y cardos, no
vale nada; está a punto de ser maldecida, y acabará por ser quemada.
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8 Pero los que dejan de creer son como un
terreno que sólo produce plantas con espinas: no sirve para nada, y Dios lo
maldice. Al final, se le prende fuego.
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9 Pero en
cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que
pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.
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9 Pero en
cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos
persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación.
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9 En cuanto a ustedes, queridos hermanos, aunque
nos expresamos así, estamos seguros de que les espera lo mejor, es decir, lo
que atañe a la salvación.
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9 Mis queridos hermanos, aunque les decimos
estas cosas, estamos seguros de que ustedes no han dejado de creer, sino que
siguen confiando en Dios. Eso es lo mejor para ustedes, pues así serán
salvados.
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10 Porque
Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis
mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
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10 Porque
Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis
mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.
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10 Porque Dios no es injusto como para olvidarse
de las obras y del amor que, para su gloria,[a]
ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo.
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10 Dios es justo, y nunca olvidará lo que ustedes
han hecho, y siguen haciendo, para ayudar a su pueblo elegido. De esa manera,
ustedes también demuestran que aman a Dios.
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11 Pero
deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin,
para plena certeza de la esperanza,
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11 Pero
deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin,
para alcanzar la plena seguridad de la esperanza,
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11 Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes
siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su
esperanza.
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11 Deseamos que sigan con ese mismo entusiasmo
hasta el fin, para que reciban todo lo bueno que con tanta paciencia esperan
recibir.
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12 a fin
de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la
paciencia heredan las promesas.
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12 a fin
de que no seáis indolentes, sino imitadores de los que mediante la fe y la
paciencia heredan las promesas.
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12 No sean perezosos; más bien, imiten a quienes
por su fe y paciencia heredan las promesas.
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12 No queremos que se vuelvan perezosos. Más
bien, sin dudar ni un instante sigan el ejemplo de los que confían en Dios,
porque así recibirán lo que Dios les ha prometido.
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13 Porque
cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró
por sí mismo,
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13 Pues
cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró
por sí mismo,
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13
La certeza de la promesa de Dios
Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie
superior por quien jurar, juró por sí mismo,
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13 Dios le hizo a Abraham esta promesa: «Yo te
bendeciré mucho, y haré que tengas muchos descendientes.» Cuando Dios le juró
a Abraham que cumpliría esta promesa, tuvo que jurar por sí mismo, porque no
tenía a nadie más grande por quien jurar.
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14
diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré
grandemente.(B)
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14
diciendo: CIERTAMENTE TE BENDECIRE Y CIERTAMENTE TE MULTIPLICARE.
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14 y dijo: «Te bendeciré en gran manera y
multiplicaré tu descendencia.»[b]
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15 Y
habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.
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15 Y así,
habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa.
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15 Y así, después de esperar con paciencia,
Abraham recibió lo que se le había prometido.
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15 Abraham esperó con paciencia, y Dios cumplió
su promesa.
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16 Porque
los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de
toda controversia es el juramento para confirmación.
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16 Porque
los hombres juran por uno mayor que ellos mismos
, y para ellos un juramento dado como
confirmación es el fin de toda discusión.
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16 Los seres humanos juran por alguien superior a
ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto
final a toda discusión.
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16 Cuando alguien jura, usa el nombre de alguien
más importante, para ponerlo por testigo.
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17 Por lo
cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa
la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento;
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17 De la
misma manera Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la
promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento,
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17 Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a
los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un
juramento.
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17 Por eso, cuando Dios quiso asegurar que
cumpliría su promesa, juró que daría lo prometido sin cambiar nada.
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18 para
que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta,
tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros.
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18 a fin
de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta,
seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos, echando
mano de la esperanza puesta delante de nosotros,
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18 Lo hizo así para que, mediante la promesa y el
juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que
Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos
aferramos a la esperanza que está delante de nosotros.
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18 Ahora bien, como Dios no miente, su promesa y
su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos
que Dios nos proteja, y confiamos en que él nos dará lo prometido.
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19 La cual
tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del
velo,(C)
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19 la cual
tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás
del velo,
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19 Tenemos como firme y segura ancla del alma una
esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario,
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19 Esta confianza nos da plena seguridad; es como
el ancla de un barco, que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y
esta confianza nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de
Dios en el cielo, y entró al lugar más sagrado.
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20 donde
Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.(D)
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20 donde
Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec,
sumo sacerdote para siempre.
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20 hasta donde Jesús, el precursor, entró por
nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec.
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20 Lo hizo para dejarnos libre el camino hacia
Dios, pues Cristo es para siempre el Jefe de Sacerdotes, como lo fue
Melquisedec.
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Jueves 31/10/2013 Hebreos 6:1-20
Hebreos 6:1-20