Sábado 26/10/2013 Hebreos 2:1-18

Hebreos 2:1-18

RV60a
LBLA
NVI
TLA
1

Una salvación tan grande
  Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
1  Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos.
1
Advertencia a prestar atención
Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo.
1 Por eso debemos poner más interés en el mensaje de salvación que hemos oído, para no apartarnos del camino que Dios nos señala.
2  Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
2  Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución,
2 Porque si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo,
2 Si el mensaje que anunciaron los ángeles resultó ser verdad, y quienes no lo obedecieron recibieron el castigo que merecían,
3  ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
3  ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron.
3 con más razón seremos castigados nosotros si no reconocemos el gran valor de la salvación que él nos ofrece. Porque el Señor Jesús mismo fue el primero en comunicar el mensaje de salvación, y después, los que oyeron ese mensaje nos demostraron que era verdad.
4  testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

El autor de la salvación

4  testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad.
4 A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.
4 Dios también nos lo demostró por medio de muchas señales y de acciones maravillosas, y también con milagros. Además, cuando lo hizo, les dio el Espíritu Santo a quienes él se lo quiso dar.
5  Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
5  Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando.
5
Jesús, hecho igual a sus hermanos
Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando.
5 Dios no ha puesto a los ángeles como jefes del mundo en que vamos a vivir en el futuro. En ese mundo
6  pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:
 ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
 O el hijo del hombre, para que le visites?
6  Pero uno ha testificado en cierto lugar diciendo: ¿QUE ES EL HOMBRE PARA QUE DE EL TE ACUERDES, O EL HIJO DEL HOMBRE PARA QUE TE INTERESES EN EL?
6 Como alguien ha atestiguado en algún lugar: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano,[a] para que lo tomes en cuenta?
6 el jefe será otro. Pues la Biblia dice: «Dios, ¿qué somos los mortales para que pienses en nosotros y nos tomes en cuenta?
7  Le hiciste un poco menor que los ángeles,
 Le coronaste de gloria y de honra,
 Y le pusiste sobre las obras de tus manos;
7  LE HAS HECHO UN POCO INFERIOR A LOS ANGELES; LE HAS CORONADO DE GLORIA Y HONOR, Y LE HAS PUESTO SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS;
7 Lo hiciste un poco[b] menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra;
7 ¡Nos creaste casi iguales que a los ángeles! Nos trataste como a reyes;
8  Todo lo sujetaste bajo sus pies.(A)
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
8  TODO LO HAS SUJETADO BAJO SUS PIES. Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto. Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él.
8 ¡todo lo sometiste a su dominio!»[c] Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no le esté sujeto. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo le esté sujeto.
8 nos diste plena autoridad sobre todo lo que hiciste; nos diste dominio sobre toda tu creación». Y si Dios le dio «dominio sobre toda la creación», eso quiere decir que nada de lo creado queda fuera de su gobierno. Claro, todavía no vemos que él gobierne sobre todas las cosas.
9  Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
9  Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos.
9 Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.
9 Pero Dios nos ama y envió a Jesús a morir para salvarnos. Por eso, aunque Dios permitió que, por algún tiempo, Jesús fuera menos importante que los ángeles, ahora Jesús ha recibido gloria y honor.
10  Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
10  Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos.
10 En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos.
10 Dios hizo todas las cosas para él mismo, y quiere que su gloria la compartan todos los que lo aman y obedecen. Para eso, Dios tenía que hacer perfecto a Jesucristo y dejarlo morir, pues Jesucristo es el Salvador de ellos.
11  Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
11  Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre ; por lo cual El no se avergüenza de llamarlos hermanos,
11 Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos,
11 Todos los que aman y obedecen a Dios son sus hijos, y Dios es padre de todos ellos. Y como Jesús también es Hijo de Dios, no se avergüenza de tratarlos como hermanos,
12  diciendo:
 Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
 En medio de la congregación te alabaré.(B)
12  diciendo: ANUNCIARE TU NOMBRE A MIS HERMANOS, EN MEDIO DE LA CONGREGACION TE CANTARE HIMNOS.
12 cuando dice: «Proclamaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.»[d]
12 pues él le dijo a Dios: «Cuando mi pueblo se junte para adorarte en el templo, yo les hablaré de ti, y te cantaré alabanzas.»
13  Y otra vez:
 Yo confiaré en él.(C) Y de nuevo:
 He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.(D)
13  Y otra vez: YO EN EL CONFIARE. Y otra vez: HE AQUI, YO Y LOS HIJOS QUE DIOS ME HA DADO.
13 En otra parte dice: «Yo confiaré en él.»[e] Y añade: «Aquí me tienen, con los hijos que Dios me ha dado.»[f]
13 También dice: «Confiaré en Dios.» Y añade: «Aquí estoy, con los hijos que Dios me ha dado.»
14  Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
14  Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,
14 Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,[g] él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—,
14 Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Sólo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder para matar a hombres y mujeres.
15  y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
15  y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.
15 y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida.
15 Con su muerte, Jesús dio libertad a los que se pasaban la vida con miedo a la muerte.
16  Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
16  Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a la descendencia de Abraham.
16 Pues, ciertamente, no vino en auxilio de los ángeles sino de los descendientes de Abraham.
16 Queda claro que Jesús no vino para ayudar a los ángeles, sino a todos los descendientes de Abraham.
17  Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
17  Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo.
17 Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar[h] los pecados del pueblo.
17 Para poder ayudarlos, tenía que hacerse igual a ellos. Por eso Jesús es un Jefe de Sacerdotes en quien se puede confiar, pues está lleno de amor para servir a Dios. Además, por medio de su muerte, Jesús logró que Dios nos perdonara nuestros pecados.
18  Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
18  Pues por cuanto El mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
18 Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados.

18 Y como Jesús mismo sufrió, y el diablo le puso trampas para hacerlo pecar, ahora, cuando el diablo nos pone trampas, Jesús puede ayudarnos a todos.