RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Salutación
Santiago,(A) siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a
las doce tribus que están en la dispersión: Salud.
La sabiduría que viene de Dios
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1
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo: A las doce tribus que están en la
dispersión: Saludos.
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1 Santiago, siervo de Dios y del Señor
Jesucristo, a las doce tribus que se hallan dispersas por el mundo: Saludos.
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1 Yo, Santiago, estoy al servicio de Dios y del
Señor Jesucristo, y les envío un saludo a los cristianos que viven en todo el
mundo.
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2
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas,
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2 Tened
por sumo gozo, hermanos míos, el que os
halléis en diversas pruebas,
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2
Pruebas y tentaciones
Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que
enfrentarse con diversas pruebas,
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2 Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy
felices cuando pasen por toda clase de dificultades.
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3
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
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3
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia,
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3 pues ya saben que la prueba de su fe produce
constancia.
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3 Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a
prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades.
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4 Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna.
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4 y que
la paciencia ha de tener su perfecto
resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.
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4 Y la constancia debe llevar a feliz término la
obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada.
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4 Por lo tanto, deben resistir la prueba hasta
el final, para que sean mejores y puedan obedecer lo que se les ordene.
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5 Y si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
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5 Pero si
alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la
pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será
dada.
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5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría,
pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin
menospreciar a nadie.
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5 Si alguno de ustedes no tiene sabiduría,
pídasela a Dios. Él se la da a todos en abundancia, sin echarles nada en
cara.
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6 Pero
pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del
mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
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6 Pero
que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar,
impulsada por el viento y echada de una parte a otra.
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6 Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien
duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el
viento.
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6 Eso sí, debe pedirla con la seguridad de que
Dios se la dará. Porque los que dudan son como las olas del mar, que el
viento lleva de un lado a otro.
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7 No
piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
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7 No
piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor,
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7 Quien es así no piense que va a recibir cosa
alguna del Señor;
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7 La gente que no es confiable ni capaz de tomar
buenas decisiones no recibirá nada del Señor.
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8 El
hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
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8 siendo hombre de doble ánimo, inestable en
todos sus caminos.
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8 es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
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9 El
hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;
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9 Pero
que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición,
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9 El hermano de condición humilde debe sentirse
orgulloso de su alta dignidad,
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9 Si alguno de ustedes es pobre, debe sentirse
orgulloso de lo mucho que vale ante Dios.
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10 pero el
que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.
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10 y el
rico en su humillación, pues él pasará como la flor de la hierba.
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10 y el rico, de su humilde condición. El rico
pasará como la flor del campo.
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10 Si alguno es rico, debe sentirse feliz cuando
Dios lo humille, pues las riquezas duran muy poco; son como las flores del
campo.
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11 Porque
cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca,(B) su flor se cae, y perece su hermosa
apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.
Soportando las pruebas
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11 Porque
el sol sale con calor abrasador y seca la hierba, y su flor se cae y la
hermosura de su apariencia perece; así también se marchitará el rico en medio
de sus empresas.
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11 El sol, cuando sale, seca la planta con su
calor abrasador. A ésta se le cae la flor y pierde su belleza. Así se
marchitará también el rico en todas sus empresas.
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11 Cuando hace mucho calor, las plantas se secan;
entonces sus flores se marchitan y pierden su belleza. Lo mismo pasa con el
rico: ni él ni sus riquezas durarán.
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12 Bienaventurado
el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
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12
Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez
que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
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12 Dichoso el que resiste la tentación porque, al
salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes
lo aman.
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12 Al que soporta las dificultades, Dios lo bendice
y, cuando las supera, le da el premio y el honor más grande que puede
recibir: la vida eterna, que ha prometido a quienes lo aman.
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13 Cuando
alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no
puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
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13 Que
nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie.
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13 Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios
quien me tienta.» Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco
tienta él a nadie.
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13 Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo,
no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a
nadie a hacer lo malo.
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14 sino
que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido.
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14 Sino
que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.
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14 Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando
sus propios malos deseos lo arrastran y seducen.
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14 Al contrario, cuando somos tentados, son
nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan.
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15
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
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15
Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando
el pecado es consumado, engendra la muerte.
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15 Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra
el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte.
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15 Los malos deseos nos llevan a pecar; y cuando
vivimos sólo para hacer lo malo, lo único que nos espera es la muerte eterna.
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16 Amados
hermanos míos, no erréis.
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16 Amados
hermanos míos, no os engañéis.
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16 Mis queridos hermanos, no se engañen.
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16 Mis queridos hermanos, no sean tontos ni se engañen
a ustedes mismos.
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17 Toda
buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las
luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
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17 Toda
buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las
luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.
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17 Toda buena dádiva y todo don perfecto
descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y
que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.
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17 Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó todas
las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.
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18 El, de
su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas.
Hacedores de la palabra
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18 En el
ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para
que fuéramos las primicias de sus criaturas.
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18 Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante
la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de
su creación.
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18 Además, quiso que fuéramos sus hijos. Por eso,
por medio de la buena noticia de salvación nos dio una vida nueva.
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19 Por
esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse;
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19 Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada
uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira;
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19
Hay que poner en práctica la palabra
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar
listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse;
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19 Mis queridos hermanos, pongan atención a esto
que les voy a decir: todos deben estar siempre dispuestos a escuchar a los
demás, pero no dispuestos a enojarse y hablar mucho.
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20 porque
la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
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20 pues la
ira del hombre no obra la justicia de Dios.
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20 pues la ira humana no produce la vida justa
que Dios quiere.
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20 Porque la gente violenta no puede hacer lo que
Dios quiere.
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21 Por lo
cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con
mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
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21 Por lo
cual, desechando toda inmundicia y todo
resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa
para salvar vuestras almas.
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21 Por esto, despójense de toda inmundicia y de
la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra
sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida.
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21 Por eso, dejen de hacer lo malo, pues ya hay
mucha maldad en el mundo. Hacer lo malo es como andar vestido con ropa sucia.
Más bien, reciban con humildad el mensaje que Dios les ha dado. Ese mensaje
tiene poder para salvarlos.
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22 Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos.
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22 Sed
hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.
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22 No se contenten sólo con escuchar la palabra,
pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.
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22 ¡Obedezcan el mensaje de Dios! Si lo escuchan,
pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les pasará lo mismo que a
quien se mira en un espejo: tan pronto como se va, se olvida de cómo era.
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23 Porque
si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante
al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
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23 Porque
si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que
mira su rostro natural en un espejo;
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23 El que escucha la palabra pero no la pone en
práctica es como el que se mira el rostro en un espejo
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24 Porque
él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
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24 pues
después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase
de persona es.
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24 y, después de mirarse, se va y se olvida en
seguida de cómo es.
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25 Mas el
que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en
ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será
bienaventurado en lo que hace.
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25 Pero el
que mira atentamente a la ley perfecta, la ley
de la libertad, y permanece en ella,
no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será
bienaventurado en lo que hace.
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25 Pero quien se fija atentamente en la ley
perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído
sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
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25 Por el contrario, si ustedes ponen toda su
atención en la Palabra de Dios, y la obedecen siempre, serán felices en todo
lo que hagan. Porque la Palabra de Dios es perfecta y los libera del pecado.
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26 Si
alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que
engaña su corazón, la religión del tal es vana.
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26 Si
alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.
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26 Si alguien se cree religioso pero no le pone
freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.
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26 Si alguien se cree muy santo y no cuida sus
palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve tanta religiosidad.
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27 La
religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del
mundo.
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27 La
religión pura y sin mácula delante de nuestro
Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
aflicciones, y guardarse sin mancha
del mundo.
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27 La religión pura y sin mancha delante de Dios
nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus
aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.
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27 Creer en Dios el Padre es agradarlo y hacer el
bien, ayudar a las viudas y a los huérfanos cuando sufren, y no dejarse
vencer por la maldad del mundo.
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Miercoles 13/11/2013 Santiago 1:1-27
Santiago 1:1-27