Viernes 15/11/2013 Santiago 3:1-18

Santiago 3:1-18

RV60a
LBLA
NVI
TLA
1

La lengua
  Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
1  Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros , sabiendo que recibiremos un juicio más severo.
1
Hay que domar la lengua
Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad.
1 Hermanos en Cristo, no debemos tratar de ser todos maestros, pues bien sabemos que Dios juzgará a los maestros más estrictamente que a los demás.
2  Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
2  Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
2 Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.
2 Todos cometemos muchas faltas. ¿Quién, entonces, es una persona madura? Sólo quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo.
3  He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.
3  Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo.
3 Cuando ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, podemos controlar todo el animal.
3 Al caballo podemos dominarlo, y hacer que nos obedezca, si le ponemos un freno en la boca.
4  Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
4  Mirad también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad del piloto quiere.
4 Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto.
4 Algo parecido pasa con los barcos. Por grande que sea un barco, y por fuertes que sean los vientos que lo empujan, el navegante puede controlarlo con un timón muy pequeño.
5  Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
5  Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!
5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!
5 Y lo mismo pasa con nuestra lengua. Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque!
6  Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
6  Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida.
6 También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno,[a] prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.
6 Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.
7  Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
7  Porque todo género de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano,
7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas;
7 Podemos dominar toda clase de animales salvajes, de aves, serpientes y animales del mar,
8  pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
8  pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.
8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
8 pero no hemos podido controlar nuestra lengua ni evitar decir palabras que dañen. La lengua parece un animal salvaje, que nadie puede dominar y que está lleno de veneno mortal.
9  Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.(A)
9  Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios;
9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios.
9 Con nuestra lengua podemos bendecir o maldecir. Con ella alabamos a nuestro Dios y Padre, y también insultamos a nuestros semejantes, que Dios hizo parecidos a él mismo. Hermanos, ¡esto no debe ser así!
10  De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
10  de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

11  ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
11  ¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga?
11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada?[b]
11 De un mismo pozo no puede salir agua dulce y agua amarga o salada.
12  Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

La sabiduría de lo alto

12  ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.
12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce.
12 Tampoco da higos un árbol de aceitunas, ni da uvas un árbol de higos.
13  ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
13  ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre de sabidubía.
13
Dos clases de sabiduría
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría.
13 Si alguno de ustedes es sabio y entendido, demuéstrelo haciendo el bien y portándose con humildad.
14  Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
14  Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis arrogantes y así mintáis contra la verdad.
14 Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad.
14 Pero si ustedes lo hacen todo por envidia o por celos, vivirán tristes y amargados; no tendrán nada de qué sentirse orgullosos, y faltarán a la verdad.
15  porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.
15  Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica.
15 Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica.
15 Porque esa sabiduría no viene de Dios, sino que es de este mundo y del demonio,
16  Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
16  Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.
16 Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.
16 y produce celos, peleas, problemas y todo tipo de maldad.
17  Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
17  Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía.
17 En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
17 En cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo; al contrario, buscan la paz, son obedientes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren, y siempre hacen lo bueno; tratan a todos de la misma manera, y son verdaderos cristianos.
18  Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
18  Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz.
18 En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para[c] los que hacen la paz.

18 A los que buscan la paz entre las personas, Dios los premiará dándoles paz y justicia.