RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
La lengua
Hermanos míos, no os hagáis
maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
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1
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros , sabiendo que recibiremos un juicio más severo.
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1
Hay que domar la lengua
Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues,
como saben, seremos juzgados con más severidad.
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1 Hermanos en Cristo, no debemos tratar de ser
todos maestros, pues bien sabemos que Dios juzgará a los maestros más
estrictamente que a los demás.
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2 Porque
todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
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2 Porque
todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es
un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
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2 Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla
en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su
cuerpo.
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2 Todos cometemos muchas faltas. ¿Quién,
entonces, es una persona madura? Sólo quien es capaz de dominar su lengua y
de dominarse a sí mismo.
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3 He aquí
nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y
dirigimos así todo su cuerpo.
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3 Ahora
bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan,
dirigimos también todo su cuerpo.
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3 Cuando ponemos freno en la boca de los
caballos para que nos obedezcan, podemos controlar todo el animal.
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3 Al caballo podemos dominarlo, y hacer que nos
obedezca, si le ponemos un freno en la boca.
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4 Mirad
también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son
gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
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4 Mirad
también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos,
son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la
voluntad del piloto quiere.
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4 Fíjense también en los barcos. A pesar de ser
tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un
pequeño timón a voluntad del piloto.
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4 Algo parecido pasa con los barcos. Por grande
que sea un barco, y por fuertes que sean los vientos que lo empujan, el
navegante puede controlarlo con un timón muy pequeño.
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5 Así
también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He
aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
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5 Así
también la lengua es un miembro pequeño, y sin
embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se
incendia con tan pequeño fuego!
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5 Así también la lengua es un miembro muy
pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran
bosque se incendia con tan pequeña chispa!
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5 Y lo mismo pasa con nuestra lengua. Es una de
las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes
cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque!
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6 Y la
lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros
miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y
ella misma es inflamada por el infierno.
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6 Y la
lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre
nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el
infierno e inflama el curso de nuestra
vida.
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6 También la lengua es un fuego, un mundo de
maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida
por el infierno,[a] prende
a su vez fuego a todo el curso de la vida.
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6 Las palabras que decimos con nuestra lengua
son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede
echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.
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7 Porque
toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar,
se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
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7 Porque
todo género de fieras y de aves, de reptiles y de animales
marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano,
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7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha
domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas;
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7 Podemos dominar toda clase de animales
salvajes, de aves, serpientes y animales del mar,
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8 pero
ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser
refrenado, llena de veneno mortal.
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8 pero
ningún hombre puede domar la lengua; es
un mal turbulento y lleno de veneno
mortal.
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8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal
irrefrenable, lleno de veneno mortal.
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8 pero no hemos podido controlar nuestra lengua
ni evitar decir palabras que dañen. La lengua parece un animal salvaje, que
nadie puede dominar y que está lleno de veneno mortal.
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9 Con
ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que
están hechos a la semejanza de Dios.(A)
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9 Con
ella bendecimos a nuestro Señor y
Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen
de Dios;
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9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y
Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios.
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9 Con nuestra lengua podemos bendecir o
maldecir. Con ella alabamos a nuestro Dios y Padre, y también insultamos a
nuestros semejantes, que Dios hizo parecidos a él mismo. Hermanos, ¡esto no
debe ser así!
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10 De una
misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser
así.
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10 de la
misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser
así.
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10 De una misma boca salen bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.
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11 ¿Acaso
alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
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11 ¿Acaso
una fuente por la misma abertura echa agua
dulce y amarga?
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11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua
dulce y agua salada?[b]
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11 De un mismo pozo no puede salir agua dulce y
agua amarga o salada.
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12
Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid
higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
La sabiduría de lo alto
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12 ¿Acaso,
hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco
la fuente de agua salada puede producir agua dulce.
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12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una
higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar
agua dulce.
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12 Tampoco da higos un árbol de aceitunas, ni da
uvas un árbol de higos.
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13 ¿Quién
es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras
en sabia mansedumbre.
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13 ¿Quién
es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus
obras en mansedumbre de sabidubía.
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13
Dos clases de sabiduría
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su
buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría.
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13 Si alguno de ustedes es sabio y entendido,
demuéstrelo haciendo el bien y portándose con humildad.
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14 Pero si
tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni
mintáis contra la verdad;
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14 Pero si
tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis
arrogantes y así mintáis contra la
verdad.
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14 Pero si ustedes tienen envidias amargas y
rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad.
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14 Pero si ustedes lo hacen todo por envidia o
por celos, vivirán tristes y amargados; no tendrán nada de qué sentirse
orgullosos, y faltarán a la verdad.
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15 porque
esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal,
diabólica.
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15 Esta
sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural,
diabólica.
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15 Ésa no es la sabiduría que desciende del
cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica.
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15 Porque esa sabiduría no viene de Dios, sino
que es de este mundo y del demonio,
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16 Porque
donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
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16 Porque
donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.
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16 Porque donde hay envidias y rivalidades,
también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.
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16 y produce celos, peleas, problemas y todo tipo
de maldad.
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17 Pero la
sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable,
benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía.
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17 Pero la
sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable,
condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación,
sin hipocresía.
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17 En cambio, la sabiduría que desciende del
cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de
compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
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17 En cambio, los que tienen la sabiduría que
viene de Dios, no hacen lo malo; al contrario, buscan la paz, son obedientes
y amables con los demás, se compadecen de los que sufren, y siempre hacen lo
bueno; tratan a todos de la misma manera, y son verdaderos cristianos.
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18 Y el
fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
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18 Y la
semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la
paz.
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18 En fin, el fruto de la justicia se siembra en
paz para[c] los que hacen
la paz.
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18 A los que buscan la paz entre las personas,
Dios los premiará dándoles paz y justicia.
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Viernes 15/11/2013 Santiago 3:1-18
Santiago 3:1-18