Sabado 07/12/2013 1 Juan 4.

1 Juan 4:1-21

RV60a
LBLA
NVI
TLA
1

El Espíritu de Dios y el espíritu del anticristo
  Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
1  Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.
1
Vivamos en el Espíritu
Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu,[a] sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas.
1 Queridos hermanos, no les crean a todos los que dicen que tienen el Espíritu de Dios. Pónganlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.
2  En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
2  En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
2 En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta[b] que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios;
2 Ustedes pueden saber que una persona tiene el Espíritu de Dios, si reconoce que Jesucristo vino al mundo como verdadero hombre.
3  y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
3  y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
3 todo profeta que no reconoce a Jesús, no es de Dios sino del anticristo. Ustedes han oído que éste viene; en efecto, ya está en el mundo.
3 Pero si dice que esto no es cierto, es porque no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Enemigo de Cristo. Ustedes ya sabían que este espíritu tenía que venir, y yo quiero decirles que ya ha llegado al mundo.
4  Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
4  Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.
4 Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.
4 Hijos míos, ustedes son de Dios, y ya han vencido a esos falsos profetas, pues él permanece unido a ustedes y es más poderoso que su Enemigo.
5  Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
5  Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye.
5 Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los escucha.
5 Ellos son unos pecadores, y los demás pecadores de este mundo les hacen caso, porque hablan de las mismas cosas.
6  Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.

Dios es amor

6  Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
6 Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño.
6 Pero nosotros pertenecemos a Dios, y podemos saber quién tiene el Espíritu que dice la verdad y quién tiene el espíritu del engaño. El que es de Dios nos hace caso, pero el que no es de Dios nos ignora.
7  Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
7  Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
7
Permanezcamos en el amor
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.
7 Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios, y conoce a Dios.
8  El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
8  El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
9  En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
9  En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El.
9 Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
9 Dios nos dio muestras de su amor al enviar al mundo a Jesús, su único Hijo, para que por medio de él todos nosotros tengamos vida eterna.
10  En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
10  En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de[c] nuestros pecados.
10 El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo, para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio.
11  Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
11  Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
11 Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.
11 Hijos míos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos los unos a los otros.
12  Nadie ha visto jamás a Dios.(A) Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
12  A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros.
12 Nadie ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre[d] nosotros su amor se ha manifestado plenamente.[e]
12 Nadie ha visto nunca a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y también su amor estará en nosotros.
13  En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
13  En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
13 ¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu.
13 Sabemos que estamos íntimamente unidos a Dios porque él nos ha dado su Espíritu.
14  Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
14  Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.
14 Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.
14 Nosotros mismos lo hemos visto, y lo decimos sin miedo: el Padre envió a su Hijo para salvar a todo el mundo.
15  Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
15  Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
15 Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
15 Si alguien reconoce que Jesucristo es el Hijo de Dios, queda íntimamente unido a Dios, como si fuera una sola persona con él.
16  Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
16  Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
16 Sabemos y creemos que Dios nos ama, porque Dios es amor. Cualquiera que ama a sus hermanos está íntimamente unido a Dios.
17  En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
17  En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.
17 Ese amor se manifiesta plenamente[f] entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor,
17 Si en verdad amamos a los hermanos, y si vivimos como Jesucristo vivió en este mundo, no tendremos por qué tener miedo cuando Jesús venga para juzgar a todo el mundo.
18  En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
18  En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.
18 sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.
18 La persona que ama no tiene miedo. Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el verdadero amor quita el miedo. Si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar.
19  Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.
19  Nosotros amamos, porque El nos amó primero.
19 Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.
19 Nosotros amamos a nuestros hermanos porque Dios nos amó primero.
20  Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
20  Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
20 Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.
20 Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver.
21  Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
21  Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
21 Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.

21 Y Jesucristo nos dio este mandamiento: «¡Amen a Dios, y ámense unos a otros!»