RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Cielo nuevo y tierra nueva
Vi un cielo nuevo y una
tierra nueva;(A) porque el primer
cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
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1 Y vi un
cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
pasaron, y el mar ya no existe.
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1
La nueva Jerusalén
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo
y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar.
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1 Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
pues ya el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo
mismo que el mar.
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2 Y yo
Juan vi la santa ciudad,(B) la
nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios,(C)
dispuesta como una esposa ataviada para su marido.(D)
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2 Y vi la
ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada
como una novia ataviada para su esposo.
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2 Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia
hermosamente vestida para su prometido.
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2 Vi también que la ciudad santa, la nueva
Jerusalén, bajaba del cielo, donde vive Dios. La ciudad parecía una novia
vestida para su boda, lista para encontrarse con su novio.
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3 Y oí
una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo,(E) y Dios mismo estará con ellos como su
Dios.
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3
Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el
tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.
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3 Oí una potente voz que provenía del trono y
decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará
en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y
será su Dios.
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3 Y oí que del trono salía una fuerte voz que
decía: «Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos, y ellos
serán suyos para siempre. En efecto, Dios mismo será su único Dios.
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4
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte,(F) ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor;(G) porque las primeras cosas pasaron.
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4 El
enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo,
ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
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4 Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya
no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas
han dejado de existir.»
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4 Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás.
Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque
lo que antes existía ha dejado de existir.»
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5 Y el
que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.
Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
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5 Y el
que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y
añadió*: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
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5 El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo
hago nuevas todas las cosas!» Y añadió: «Escribe, porque estas palabras son
verdaderas y dignas de confianza.»
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5 Dios dijo desde su trono: «¡Yo hago todo
nuevo!» Y también dijo: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y
dignas de confianza.»
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6 Y me
dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que
tuviere sed, yo le daré gratuitamente(H)
de la fuente del agua de la vida.
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6 También
me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que
tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
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6 También me dijo: «Ya todo está hecho. Yo soy el
Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed le daré a beber
gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
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6 Después me dijo: «¡Ya todo está hecho! Yo soy
el principio y el fin. Al que tenga sed, a cambio de nada le daré a beber del
agua de la fuente que da vida eterna.
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7 El que
venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.(I)
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7 El
vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.
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7 El que salga vencedor heredará todo esto, y yo
seré su Dios y él será mi hijo.
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7 A los que triunfen sobre las dificultades y
sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su
Dios.
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8 Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
La nueva Jerusalén
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8 Pero
los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros,
idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con
fuego y azufre, que es la muerte segunda.
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8 Pero los cobardes, los incrédulos, los
abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que
practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como
herencia el lago de fuego y azufre. Ésta es la segunda muerte.»
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8 Pero a los cobardes, a los que no confíen en
mí, a los que hagan cosas terribles que no me agradan, a los que hayan matado
a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que
practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos, y a los mentirosos,
los lanzaré al lago donde el azufre arde en llamas; y allí se quedarán,
separados de mí para siempre.»
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9 Vino
entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de
las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada, la esposa del Cordero.
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9 Y vino
uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las últimas
siete plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré la novia, la esposa
del Cordero.
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9 Se acercó uno de los siete ángeles que tenían
las siete copas llenas con las últimas siete plagas. Me habló así: «Ven, que
te voy a presentar a la novia, la esposa del Cordero.»
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9 Después vino uno de los siete ángeles que
tenían las siete copas llenas con las últimas plagas terribles, y me dijo:
«Acércate; voy a mostrarte a la novia, la que va a ser la esposa del
Cordero».
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10 Y me
llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad
santa de Jerusalén,(J) que
descendía del cielo, de Dios,
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10 Y me
llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa,
Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
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10 Me llevó en el Espíritu a una montaña grande y
elevada, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo,
procedente de Dios.
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10 Y en la visión que el Espíritu de Dios me
mostró, el ángel me llevó a un cerro grande y alto, y me enseñó la gran
ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, donde está Dios.
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11
teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra
preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
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11 y tenía
la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra muy preciosa,
como una piedra de jaspe cristalino.
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11 Resplandecía con la gloria de Dios, y su
brillo era como el de una piedra preciosa, semejante a una piedra de jaspe
transparente.
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11 La presencia de Dios la hacía brillar, y su
brillo era como el de una joya, como el de un diamante, transparente como el
cristal.
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12 Tenía
un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y
nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;
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12 Tenía
un muro grande y alto con doce puertas, y en las puertas doce ángeles; y en ellas había nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.
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12 Tenía una muralla grande y alta, y doce
puertas custodiadas por doce ángeles, en las que estaban escritos los nombres
de las doce tribus de Israel.
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12 Por fuera estaba rodeada por una muralla alta
y grande. En la muralla había doce portones; en cada portón había un ángel, y
en cada portón estaba escrito el nombre de una de las doce tribus de Israel.
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13 al
oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al
occidente tres puertas.(K)
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13 Había tres puertas al este, tres puertas al
norte, tres puertas al sur y tres puertas al oeste.
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13 Tres puertas daban al este, tres al norte,
tres al sur y tres al oeste.
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13 Tres de sus portones daban al este, tres daban
al norte, tres daban al oeste, y tres daban al sur.
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14 Y el
muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los
doce apóstoles del Cordero.
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14 El muro
de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban
los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
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14 La muralla de la ciudad tenía doce cimientos,
en los que estaban los nombres de los doce apóstoles del Cordero.
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14 La muralla estaba construida sobre doce
grandes rocas, y en cada roca estaba escrito uno de los nombres de los doce
apóstoles del Cordero.
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15 El que
hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus
puertas y su muro.(L)
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15 Y el
que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus
puertas y su muro.
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15 El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña
de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
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15 El ángel que me hablaba tenía una regla de
oro, y con esa regla midió la ciudad, sus portones y su muralla.
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16 La
ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y
él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y
la anchura de ella son iguales.
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16 Y la
ciudad está asentada en forma de
cuadro, y su longitud es igual que su anchura. Y midió la ciudad con la vara,
doce mil estadios; y su longitud, anchura y altura son iguales.
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16 La ciudad era cuadrada; medía lo mismo de
largo que de ancho. El ángel midió la ciudad con la caña, y tenía dos mil
doscientos kilómetros:[a]
su longitud, su anchura y su altura eran iguales.
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16 La ciudad era cuadrada; sus cuatro lados
medían lo mismo. El ángel midió la ciudad con la regla de oro, y medía dos
mil doscientos kilómetros, tanto de ancho como de largo y de alto.
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17 Y midió
su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de
ángel.
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17 Y midió
su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, según
medida humana, que es también de
ángel.
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17 Midió también la muralla, y tenía sesenta y
cinco metros,[b] según las
medidas humanas que el ángel empleaba.
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17 El ángel también midió la muralla, y era de
sesenta y cinco metros, según las medidas humanas que estaba usando el ángel.
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18 El
material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante
al vidrio limpio;
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18 El
material del muro era jaspe, y la ciudad era de
oro puro semejante al cristal puro.
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18 La muralla estaba hecha de jaspe, y la ciudad
era de oro puro, semejante a cristal pulido.
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18 La muralla estaba hecha de diamante, y el oro
con que estaba hecha la ciudad era tan puro que dejaba pasar la luz, como si
fuera cristal.
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19 y los
cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa.
El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el
cuarto, esmeralda;
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19 Los
cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras
preciosas: el primer cimiento, jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata;
el cuarto, esmeralda;
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19 Los cimientos de la muralla de la ciudad
estaban decorados con toda clase de piedras preciosas: el primero con jaspe,
el segundo con zafiro, el tercero con ágata, el cuarto con esmeralda,
|
19 Las rocas sobre las que estaba construida la
muralla estaban adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera
roca está adornada con diamantes; la segunda, con zafiros; la tercera, con
ágatas; la cuarta, con esmeraldas;
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20 el
quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo;
el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el
duodécimo, amatista.
|
20 el
quinto, sardónice; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo,
berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; y el
duodécimo, amatista.
|
20 el quinto con ónice, el sexto con cornalina,
el séptimo con crisólito, el octavo con berilo, el noveno con topacio, el
décimo con crisoprasa, el undécimo con jacinto y el duodécimo con amatista.[c]
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20 la quinta, con ónices; la sexta, con rubíes;
la séptima, con crisólitos; la octava, con berilos; la novena, con topacios;
la décima, con crisoprasas; la undécima, con jacintos; y la duodécima, con
amatistas.
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21 Las
doce puertas eran doce perlas;(M)
cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro
puro, transparente como vidrio.
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21 Las
doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla;
y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.
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21 Las doce puertas eran doce perlas, y cada
puerta estaba hecha de una sola perla. La calle[d] principal de la ciudad era de oro
puro, como cristal transparente.
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21 Y los doce portones eran doce perlas; cada
portón estaba hecho de una sola perla. La calle principal de la ciudad estaba
cubierta de un oro tan puro que brillaba como el vidrio transparente.
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22 Y no vi
en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el
Cordero.
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22 Y no vi
en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y
el Cordero.
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22 No vi ningún templo en la ciudad, porque el
Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo.
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22 En la ciudad no vi ningún templo, porque su
templo es el Señor, el Dios todopoderoso, y también el Cordero.
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23 La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la
gloria de Dios la ilumina,(N) y el
Cordero es su lumbrera.
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23 La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria
de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera.
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23 La ciudad no necesita ni sol ni luna que la
alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
|
23 La ciudad no necesita que el sol o la luna la
iluminen, porque el brillo de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara.
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24 Y las
naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la
tierra traerán su gloria y honor a ella.
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24 Y las
naciones andarán a su luz, y los reyes de la tierra traerán a ella su gloria.
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24 Las naciones caminarán a la luz de la ciudad,
y los reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas.[e]
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24 Gente de todos los países caminará a la luz
que sale de la ciudad, y los reyes de la tierra le entregarán sus riquezas.
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25 Sus
puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
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25 Sus
puertas nunca se cerrarán de día (pues allí no habrá noche);
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25 Sus puertas estarán abiertas todo el día, pues
allí no habrá noche.
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25 Los portones de la ciudad no se cerrarán de
día, y allí nunca será de noche.
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26 Y
llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.(O)
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26 y
traerán a ella la gloria y el honor de las naciones;
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26 Y llevarán a ella todas las riquezas[f] y el honor de las naciones.
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26 Le entregarán las riquezas y todo lo bello de
los países.
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27 No
entrará en ella ninguna cosa inmunda,(P)
o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en
el libro de la vida del Cordero.
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27 y jamás
entrará en ella nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino
sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del
Cordero.
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27 Nunca entrará en ella nada impuro, ni los
idólatras ni los farsantes, sino sólo aquellos que tienen su nombre escrito
en el libro de la vida, el libro del Cordero.
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27 Pero nunca entrará en ella nada que desagrade
a Dios; no entrarán los que han adorado a dioses falsos, ni los objetos que
hayan usado en su culto. Sólo podrán entrar los que tengan anotados sus
nombres en el libro del Cordero. En ese libro están anotados los que
recibirán la vida eterna.
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