RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1 Sométase toda persona a las autoridades
superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por
Dios han sido establecidas.
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1 Sométase toda persona a las autoridades que
gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios
son constituidas.
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1
El
respeto a las autoridades
Todos deben someterse a las autoridades
públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que
existen fueron establecidas por él.
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1 Sólo Dios
puede darle autoridad a una persona, y es él quien les ha dado poder a los
gobernantes que tenemos. Por lo tanto, debemos obedecer a las autoridades del
gobierno.
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2 De modo que quien se opone a la autoridad,
a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación
para sí mismos.
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2 Por consiguiente, el que resiste a la
autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto,
sobre sí recibirán condenación.
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2 Por lo
tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha
instituido. Los que así proceden recibirán castigo.
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2 Quien no
obedece a los gobernantes, se está oponiendo a lo que Dios ordena. Y quien se
oponga será castigado,
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3 Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la
autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
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3 Porque los gobernantes no son motivo de
temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas,
pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella,
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3 Porque los
gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno sino a los
que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno,
y tendrás su aprobación,
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3 porque los
que gobiernan no están para meterles miedo a los que se portan bien, sino a
los que se portan mal. Si ustedes no quieren tenerles miedo a los
gobernantes, hagan lo que es bueno, y los gobernantes hablarán bien de
ustedes.
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4 porque es servidor de Dios para tu bien.
Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es
servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
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4 pues es para ti un ministro de Dios para
bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues
ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo.
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4 pues está
al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces debes tener
miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para
impartir justicia y castigar al malhechor.
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4 Porque
ellos están para servir a Dios y para beneficiarlos a ustedes. Pero si
ustedes se portan mal, ¡pónganse a temblar!, porque la espada que ellos
llevan no es de adorno. Ellos están para servir a Dios, pero también para
castigar a los que hacen lo malo.
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5 Por lo cual es necesario estarle sujetos,
no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
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5 Por tanto, es necesario someterse, no sólo
por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
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5 Así que es
necesario someterse a las autoridades, no sólo para evitar el castigo sino
también por razones de conciencia.
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5 Así que
ustedes deben obedecer a los gobernantes, no sólo para que no los castiguen,
sino porque eso es lo correcto.
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6 Pues por esto pagáis también los tributos,
porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
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6 Pues por esto también pagáis impuestos,
porque los gobernantes son servidores
de Dios, dedicados precisamente a esto.
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6 Por eso
mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de
Dios, dedicadas precisamente a gobernar.
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6 Los
gobernantes están al servicio de Dios, y están cumpliendo un deber. Por eso
pagan ustedes sus impuestos.
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7 Pagad a todos lo que debéis: al que
tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que
honra, honra.(A)
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7 Pagad a todos lo que debáis; al que
impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que
honor, honor.
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7 Paguen a
cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si
deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto,
muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor.
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7 Así que
páguenle a cada uno lo que deban pagarle, ya sea que se trate de impuestos,
contribuciones, respeto o estimación.
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8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos
a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
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8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos
a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
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8
La
responsabilidad hacia los demás
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser
la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley.
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8 No le deban
nada a nadie. La única deuda que deben tener es la de amarse unos a otros. El
que ama a los demás ya ha cumplido con todo lo que la ley exige.
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9 Porque: No adulterarás,(B) no matarás,(C)
no hurtarás,(D) no dirás falso
testimonio,(E) no codiciarás,(F) y cualquier otro mandamiento, en esta
sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.(G)
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9 Porque esto: NO COMETERAS ADULTERIO, NO
MATARAS, NO HURTARAS, NO CODICIARAS, y cualquier otro mandamiento, en estas
palabras se resume: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
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9 Porque los
mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No
codicies»,[a] y todos los
demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti
mismo.»[b]
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9 En la ley
hay mandatos como estos: «No sean infieles en su matrimonio. No maten. No
roben. No se dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen.» Estos
mandamientos, y todos los demás, pueden resumirse en uno solo: «Cada uno debe
amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.»
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10 El amor no hace mal al prójimo; así que el
cumplimiento de la ley es el amor.
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10 El amor no hace mal al prójimo; por tanto,
el amor es el cumplimiento de la ley.
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10 El
amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley.
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10 El
amor no causa daño a nadie. Cuando amamos a los demás, estamos cumpliendo
toda la ley.
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11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya
hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros
nuestra salvación que cuando creímos.
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11 Y haced todo
esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque
ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos.
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11 Hagan
todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que
despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando
inicialmente creímos.
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11
Estamos viviendo tiempos muy importantes, y ustedes han vivido como si
estuvieran dormidos. ¡Ya es hora de que despierten! Ya está muy cerca el día
en que Dios nos salvará; mucho más cerca que cuando empezamos a creer en
Jesús.
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12 La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la
luz.
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12 La noche está muy avanzada, y el día está
cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las
armas de la luz.
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12 La
noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las
obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz.
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12 ¡Ya
casi llega el momento! Así que dejemos de pecar, porque pecar es como vivir
en la oscuridad. Hagamos el bien, que es como vivir en la luz. Controlemos
nuestros deseos de hacer lo malo, y comportémonos correctamente, como si todo
el tiempo anduviéramos a plena luz del día. No vayamos a fiestas donde haya
desórdenes, ni nos emborrachemos, ni seamos vulgares, ni tengamos ninguna
clase de vicios. No busquemos pelea ni seamos celosos. Más bien, dejemos que
Jesucristo nos proteja.
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13 Andemos como de día, honestamente; no en
glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y
envidia,
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13 Andemos decentemente, como de día, no en
orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y
envidias;
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13
Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni
en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias.
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14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no
proveáis para los deseos de la carne.
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14 antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y
no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
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14 Más
bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por
satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.
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