RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Los
débiles en la fe
Recibid
al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
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1 Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus
opiniones.
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1
Los
débiles y los fuertes
Reciban al que es débil en la fe, pero no para
entrar en discusiones.
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1 Reciban
bien a los cristianos débiles, es decir, a los que todavía no entienden bien
qué es lo que Dios ordena. Si en algo no están de acuerdo con ellos, no
discutan.
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2 Porque uno cree que se ha de comer de todo;
otro, que es débil, come legumbres.
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2 Uno tiene fe en que puede comer de todo,
pero el que es débil sólo come
legumbres.
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2 A algunos
su fe les permite comer de todo, pero hay quienes son débiles en la fe, y
sólo comen verduras.
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2 Por
ejemplo, hay quienes se sienten fuertes y creen que está bien comer de todo,
mientras que los débiles sólo comen verduras.
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3 El que come, no menosprecie al que no come,
y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
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3 El que come no menosprecie al que no come,
y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado.
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3 El que come
de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come
de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado.
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3 Pero los
que comen de todo no deben despreciar a los otros. De igual manera, los que
sólo comen verduras no deben criticar a los que comen de todo, pues Dios los
ha aceptado por igual.
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4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno?
Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso
es el Señor para hacerle estar firme.
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4 ¿Quién eres tú para juzgar al criado de
otro? Para su propio amo está en pie o cae, y en pie se mantendrá, porque
poderoso es el Señor para sostenerlo en pie.
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4 ¿Quién eres
tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es
asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene poder
para sostenerlo.
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4 Ustedes no
tienen derecho de criticar al esclavo de otro. Es el dueño del esclavo quien
decide si su esclavo trabaja bien o no. Así también, Dios es el único que
tiene poder para ayudar a cada uno a cumplir bien su trabajo.
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5 Uno hace diferencia entre día y día; otro
juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su
propia mente.
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5 Uno juzga que un día es superior a otro,
otro juzga iguales todos los días.
Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir.
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5 Hay quien
considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera
iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones.
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5 Permítanme
darles otro ejemplo. Hay algunos que piensan que ciertos días son especiales,
mientras que para otras personas todos los días son iguales. Cada uno debe
estar seguro de que piensa lo correcto.
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6 El que hace caso del día, lo hace para el
Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come,
para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor
no come, y da gracias a Dios.(A)
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6 El que guarda cierto día, para el Señor lo
guarda; y el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que
no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios.
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6 El que le
da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de
todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no
come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios.
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6 Los que
piensan que cierto día es especial, lo hacen para honrar a Dios. Y los que
comen de todo, lo hacen también para honrar a Dios, y le dan las gracias.
Igual sucede con los que sólo comen verduras, pues lo hacen para honrar a
Dios, y también le dan las gracias.
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7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y
ninguno muere para sí.
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7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo,
y ninguno muere para sí mismo;
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7 Porque
ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí.
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7 Nuestra
vida y nuestra muerte ya no son nuestras, sino que son de Dios.
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8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y
si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos,
del Señor somos.
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8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y
si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que
muramos, del Señor somos.
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8 Si vivimos,
para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que
vivamos o que muramos, del Señor somos.
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8 Si vivimos
o morimos, es para honrar al Señor Jesucristo. Ya sea que estemos vivos, o
que estemos muertos, somos de él.
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9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y
volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
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9 Porque para esto Cristo murió y resucitó,
para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.
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9 Para esto
mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han
muerto como de los que aún viven.
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9 En
realidad, Jesucristo murió y resucitó para tener autoridad sobre los vivos y
los muertos.
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10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú
también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante
el tribunal de Cristo.(B)
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10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O
también, tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos
ante el tribunal de Dios.
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10 Tú,
entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias?
¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios!
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10 Por
eso no deben ustedes criticar a los otros hermanos de la iglesia, ni
despreciarlos, porque todos seremos juzgados por Dios.
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11 Porque escrito está:
Vivo
yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda
lengua confesará a Dios.(C)
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11 Porque está escrito: VIVO YO--DICE EL
SEÑOR--QUE ANTE MI SE DOBLARA TODA RODILLA, Y TODA LENGUA ALABARA A DIOS.
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11 Está
escrito: «Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—, ante mí se doblará
toda rodilla y toda lengua confesará a Dios.»[a]
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11 En la
Biblia Dios dice: «Juro por mi vida que, en mi presencia, todos se
arrodillarán y me alabarán.»
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12 De manera que cada uno de nosotros dará a
Dios cuenta de sí.
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12 De modo que cada uno de nosotros dará a
Dios cuenta de sí mismo.
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12 Así
que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.
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12 Así
que todos tendremos que presentarnos delante de Dios, para que él nos juzgue.
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13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a
los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al
hermano.
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13 Por consiguiente, ya no nos juzguemos los
unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o piedra de
tropiezo al hermano.
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13 Por
tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner
tropiezos ni obstáculos al hermano.
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13 Ya no
debemos criticarnos unos a otros. Al contrario, no hagamos que, por culpa
nuestra, un seguidor de Cristo peque o pierda su confianza en Dios.
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14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada
es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él
lo es.
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14 Yo sé, y estoy convencido en el Señor
Jesús, de que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que estima que algo
es inmundo, para él lo es.
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14 Yo,
de mi parte, estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada
impuro en sí mismo. Si algo es impuro, lo es solamente para quien así lo
considera.
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14 A mí,
nuestro Señor Jesús me ha enseñado que ningún alimento es malo en sí mismo.
Pero si alguien piensa que alguna comida no se debe comer, entonces no debe
comerla.
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15 Pero si por causa de la comida tu hermano
es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya
se pierda aquel por quien Cristo murió.
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15 Porque si por causa de la comida tu hermano
se entristece, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a
aquel por quien Cristo murió.
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15 Ahora
bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas
con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo
murió.
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15 Si
algún hermano se ofende por lo que ustedes comen, es porque no le están
mostrando amor. No permitan que, por insistir en comer ciertos alimentos,
acabe en el infierno alguien por quien Cristo murió.
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16 No sea, pues, vituperado vuestro bien;
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16 Por tanto, no permitáis que se hable mal de
lo que para vosotros es bueno.
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16 En
una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican,
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16 No
permitan que se hable mal de la libertad que Cristo les ha dado.
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17 porque el reino de Dios no es comida ni
bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
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17 Porque el reino de Dios no es comida ni
bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
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17
porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia,
paz y alegría en el Espíritu Santo.
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17 En el
reino de Dios no importa lo que se come ni lo que se bebe. Más bien, lo que
importa es hacer el bien, y vivir en paz y con alegría. Y todo esto puede
hacerse por medio del Espíritu Santo.
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18 Porque el que en esto sirve a Cristo,
agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
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18 Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y
aprobado por los hombres.
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18 El
que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por sus
semejantes.
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18 Si
servimos a Jesucristo de esta manera, agradaremos a Dios y la gente nos
respetará.
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19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz
y a la mutua edificación.
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19 Así que procuremos lo que contribuye a la
paz y a la edificación mutua.
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19 Por
lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la
mutua edificación.
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19 Por
lo tanto, vivamos en paz unos con otros, y ayudémonos a crecer más en la
nueva vida que Cristo nos ha dado.
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20 No destruyas la obra de Dios por causa de
la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el
hombre haga tropezar a otros con lo que come.
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20 No destruyas la obra de Dios por causa de
la comida. En realidad, todas las cosas son limpias, pero son malas para el
hombre que escandaliza a otro al
comer.
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20 No
destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todo alimento es puro; lo
malo es hacer tropezar a otros por lo que uno come.
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20 No permitan
que, por insistir en lo que se debe o no se debe comer, se arruine todo lo
bueno que Dios ha hecho en la vida del hermano débil. La verdad es que toda
comida es buena; lo malo es que por comer algo, se haga que otro hermano deje
de creer en Dios.
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21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni
nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
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21 Es mejor no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tu hermano tropiece.
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21 Más
vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano.
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21 Más
vale no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada que pueda causarle
problemas a otros hermanos.
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22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante
de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.
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22 La fe que tú tienes, tenla conforme a tu propia convicción delante de
Dios. Dichoso el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.
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22 Así
que la convicción[b] que
tengas tú al respecto, manténla como algo entre Dios y tú. Dichoso aquel a
quien su conciencia no lo acusa por lo que hace.
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22 Lo
que ustedes decidan sobre estas cosas es algo entre Dios y ustedes. ¡Dichosos
los que se sienten libres para hacer algo, y no se sienten mal de haberlo
hecho!
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23 Pero el que duda sobre lo que come, es
condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es
pecado.
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23 Pero el que duda, si come se condena,
porque no lo hace por fe; y todo lo
que no procede de fe, es pecado.
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23 Pero
el que tiene dudas en cuanto a lo que come, se condena; porque no lo hace por
convicción. Y todo lo que no se hace por convicción es pecado.
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23 Pero
si alguien no está seguro si debe o no comer algo, y lo come, hace mal,
porque no está actuando de acuerdo con lo que cree. Y ustedes bien saben que
eso es malo, pues todo lo que se hace en contra de lo que uno cree, es
pecado.
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