RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Resultados
de la justificación
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo;
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1 Por tanto, habiendo sido justificados por
la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,
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1
Paz y
alegría
En consecuencia, ya que hemos sido justificados
mediante la fe, tenemos[a]
paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
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1 Dios nos ha
aceptado porque confiamos en él. Esto lo hizo posible nuestro Señor
Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios.
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2 por quien también tenemos entrada por la fe
a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de
la gloria de Dios.
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2 por medio de quien también hemos obtenido
entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en
la esperanza de la gloria de Dios.
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2 También por
medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos
mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la
gloria de Dios.
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2 Nos alegra
saber que, por confiar en Jesucristo, ahora podemos disfrutar del amor de
Dios, y que un día compartiremos con él toda su grandeza.
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3 Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia;
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3 Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia;
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3 Y no sólo
en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el
sufrimiento produce perseverancia;
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3 Pero
también nos alegra tener que sufrir, porque sabemos que así aprenderemos a
soportar el sufrimiento.
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4 y la paciencia, prueba; y la prueba,
esperanza;
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4 y la paciencia, carácter probado; y el
carácter probado, esperanza;
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4 la
perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.
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4 Y si
aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por Dios. Y si él nos aprueba,
podremos estar seguros de nuestra salvación. De eso estamos seguros: Dios
cumplirá su promesa, porque él nos ha llenado el corazón con su amor, por
medio del Espíritu Santo que nos ha dado.
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5 y la esperanza no avergüenza; porque el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos fue dado.
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5 y la esperanza no desilusiona, porque el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu
Santo que nos fue dado.
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5 Y esta
esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro
corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
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6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a
su tiempo murió por los impíos.
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6 Porque mientras aún éramos débiles, a su
tiempo Cristo murió por los impíos.
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6 A la
verdad, como éramos incapaces de salvarnos,[b]
en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.
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6 Cuando
nosotros los pecadores no podíamos salvarnos, Cristo murió por nosotros.
Murió en el momento elegido por Dios.
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7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un
justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
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7 Porque a duras penas habrá alguien que
muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno.
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7
Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se
atreva a morir por una persona buena.
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7 En
realidad, no es fácil que alguien esté dispuesto a dar su vida por otra
persona, aunque sea buena y honrada. Tal vez podríamos encontrar a alguien
que diera su vida por alguna persona realmente buena.
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8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros,
en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
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8 Pero Dios demuestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
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8 Pero Dios
demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros.
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8 Pero Dios
nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a
pesar de que nosotros todavía éramos pecadores.
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9 Pues mucho más, estando ya justificados en
su sangre, por él seremos salvos de la ira.
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9 Entonces mucho más, habiendo sido ahora
justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El.
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9 Y ahora que
hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de
él, seremos salvados del castigo de Dios!
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9 Si Dios nos
declaró inocentes por medio de la muerte de Cristo, con mayor razón, gracias
a Cristo, nos librará del castigo final.
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10 Porque si siendo enemigos, fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida.
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10 Porque si cuando éramos enemigos fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido
reconciliados, seremos salvos por su vida.
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10
Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él
mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido
reconciliados, seremos salvados por su vida!
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10 Si
cuando todavía éramos sus enemigos, Dios hizo las paces con nosotros por
medio de la muerte de su Hijo, con mayor razón nos salvará ahora que su Hijo
vive, y que nosotros estamos en paz con Dios.
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11 Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido
ahora la reconciliación.
Adán y
Cristo
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11 Y no sólo esto,
sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,
por quien ahora hemos recibido la reconciliación.
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11 Y no
sólo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor
Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación.
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11
Además, Dios nos ha hecho muy felices, pues ahora vivimos en paz con él por
medio de nuestro Señor Jesucristo.
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12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo
por un hombre, y por el pecado la muerte,(A)
así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
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12 Por tanto, tal como el pecado entró en el
mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se
extendió a todos los hombres, porque todos pecaron;
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12
De
Adán, la muerte; de Cristo, la vida
Por medio de un solo hombre el pecado entró en
el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó
a toda la humanidad, porque todos pecaron.[c]
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12 El
primer pecado en el mundo fue la desobediencia de Adán. Así, en castigo por
el pecado, apareció la muerte en el mundo. Y como todos hemos pecado, todos
tenemos que morir.
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13 Pues antes de la ley, había pecado en el
mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.
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13 pues antes de la ley había pecado en el
mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley.
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13 Antes
de promulgarse la ley, ya existía el pecado en el mundo. Es cierto que el
pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley;
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13 Antes
de que Dios diera la ley, todo el mundo pecaba. Pero cuando no hay ley, no se
puede acusar a nadie de desobedecerla.
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14 No obstante, reinó la muerte desde Adán
hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de
Adán, el cual es figura del que había de venir.
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14 Sin embargo, la muerte reinó desde Adán
hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión
semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.
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14 sin
embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó, incluso sobre los que no
pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán, quien es figura de aquel
que había de venir.
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14 Sin
embargo, los que vivieron desde Adán hasta Moisés tuvieron que morir, porque
pecaron, aun cuando su pecado no fue la desobediencia a un mandato específico
de Dios, como en el caso de Adán. En algunas cosas, Adán se parece a Cristo.
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15 Pero el don no fue como la transgresión;
porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron
mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un
hombre, Jesucristo.
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15 Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión.
Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la
gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron
para los muchos.
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15 Pero
la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si
por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que
vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!
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15 Sin
embargo, no hay comparación entre el pecado de Adán y el regalo que Dios nos
ha dado. Por culpa de Adán, muchos murieron; pero por medio de Jesucristo
Dios nos ha dado un regalo mucho más importante, y para el bien de todos.
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16 Y con el don no sucede como en el caso de
aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo
pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones
para justificación.
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16 Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque
ciertamente el juicio surgió a causa
de una transgresión, resultando en
condenación; pero la dádiva surgió a causa
de muchas transgresiones resultando en justificación.
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16
Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado
de Adán. El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo
pecado, pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con[d] una multitud de transgresiones.
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16 El
pecado de Adán no puede compararse con el regalo de Dios. El pecado de Adán
hizo que Dios lo declarara culpable. Pero gracias al regalo de Dios, ahora él
declara inocentes a los pecadores, aunque no lo merezcan.
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17 Pues si por la transgresión de uno solo
reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que
reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
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17 Porque si por la transgresión de uno, por
éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia.
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17 Pues
si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los
que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida
por medio de un solo hombre, Jesucristo.
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17 Si
por el pecado de Adán, la muerte reina en el mundo, con mayor razón, por
medio de Jesucristo, nosotros reinaremos en la nueva vida, pues Dios nos ama
y nos ha aceptado, sin pedirnos nada a cambio.
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18 Así que, como por la transgresión de uno
vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia
de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
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18 Así pues, tal como por una transgresión
resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de
justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres.
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18 Por
tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también
un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos.
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18 Por
el pecado de Adán, Dios declaró que todos merecemos morir; pero gracias a
Jesucristo, que murió por nosotros, Dios nos declara inocentes y nos da la
vida eterna.
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19 Porque así como por la desobediencia de un
hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
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19 Porque así como por la desobediencia de un
hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.
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19
Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos
pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos
justos.
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19 O
sea, que la desobediencia de uno solo hizo que muchos desobedecieran, pero
por la obediencia de Jesús Dios declaró inocentes a muchos.
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20 Pero la ley se introdujo para que el pecado
abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;
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20 Y la ley se introdujo para que abundara la
transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia,
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20 En lo
que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero
allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia,
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20 La
ley apareció para que el pecado se hiciera fuerte; pero si bien el pecado se
hizo fuerte, el amor de Dios lo superó.
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21 para que así como el pecado reinó para
muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante
Jesucristo, Señor nuestro.
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21 para que así como el pecado reinó en la
muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida
eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.
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21 a fin
de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que
nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
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21 Y si
el pecado reinó sobre la muerte, el amor de Dios reinó sobre la vida. Por eso
Dios nos ha declarado inocentes, y nos ha dado vida eterna por medio de
nuestro Señor Jesucristo.
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