RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Muertos
al pecado
¿Qué,
pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
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1 ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en
pecado para que la gracia abunde?
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1
Muertos
al pecado, vivos en Cristo
¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el
pecado, para que la gracia abunde?
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1 ¿Qué más
podemos decir? ¿Seguiremos pecando para que Dios nos ame más todavía?
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2 En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
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2 ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto
al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
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2 ¡De ninguna
manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo
en él?
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2 ¡Por
supuesto que no! Nosotros ya no tenemos nada que ver con el pecado, así que
ya no podemos seguir pecando.
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3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
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3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
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3 ¿Acaso no
saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo
Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?
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3 Ustedes
bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su
muerte.
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4 Porque somos sepultados juntamente con él
para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.(A)
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4 Por tanto, hemos sido sepultados con El por
medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre
los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad
de vida.
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4 Por tanto,
mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así
como Cristo resucitó por el poder[a]
del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.
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4 Al ser
bautizados, morimos y somos sepultados con él; pero morimos para nacer a una
vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo
resucitó con gran poder.
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5 Porque si fuimos plantados juntamente con
él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su
resurrección;
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5 Porque si hemos sido unidos a El en la semejanza de su muerte, ciertamente
lo seremos también en la semejanza de
su resurrección,
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5 En efecto,
si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos
con él en su resurrección.
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5 Si al
bautizarnos participamos en la muerte de Cristo, también participaremos de su
nueva vida.
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6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a
fin de que no sirvamos más al pecado.
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6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado con El , para que nuestro
cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del
pecado;
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6 Sabemos que
nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo
pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos
del pecado;
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6 Una cosa es
clara: antes éramos pecadores, pero cuando Cristo murió en la cruz, nosotros
morimos con él. Así que el pecado ya no nos gobierna.
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7 Porque el que ha muerto, ha sido
justificado del pecado.
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7 porque el que ha muerto, ha sido libertado
del pecado.
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7 porque el
que muere queda liberado del pecado.
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7 Al morir,
el pecado perdió su poder sobre nosotros.
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8 Y si morimos con Cristo, creemos que
también viviremos con él;
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8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que
también viviremos con El,
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8 Ahora bien,
si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él.
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8 Si por
medio del bautismo morimos con Cristo, estamos seguros de que también
viviremos con él.
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9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de
los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
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9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de
entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre
El.
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9 Pues
sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no
puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
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9 Sabemos que
Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la muerte ya no
tiene poder sobre él.
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10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una
vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
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10 Porque por cuanto El murió, murió al pecado
de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios.
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10 En
cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su
vida, vive para Dios.
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10
Cuando Jesucristo murió, el pecado perdió para siempre su poder sobre él. La
vida que ahora vive, es para agradar a Dios.
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11 Así también vosotros consideraos muertos al
pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
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11 Así también vosotros, consideraos muertos
para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
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11 De la
misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jesús.
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11 De
igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les
ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios.
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12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo
mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
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12 Por tanto, no reine el pecado en vuestro
cuerpo mortal para que no obedezcáis
sus lujurias;
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12 Por
lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni
obedezcan a sus malos deseos.
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12 Así
que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los
malos deseos de su cuerpo.
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13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al
pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios
como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos
de justicia.
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13 ni presentéis los miembros de vuestro
cuerpo al pecado como instrumentos de
iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como
instrumentos de justicia.
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13 No
ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia;
al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte
a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de
justicia.
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13
Ustedes ya han muerto al pecado, pero ahora han vuelto a vivir. Así que no
dejen que el pecado los use para hacer lo malo. Más bien, entréguense a Dios,
y hagan lo que a él le agrada.
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14 Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Siervos
de la justicia
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14 Porque el pecado no tendrá dominio sobre
vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.
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14 Así
el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley
sino bajo la gracia.
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14 Así
el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, porque ya no son esclavos de la
ley. Ahora están al servicio del amor de Dios.
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15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos
bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
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15 ¿Entonces qué? ¿Pecaremos porque no estamos
bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo!
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15
Esclavos
de la justicia
Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no
estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera!
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15
Alguien podría decir que, como ya no somos esclavos de la ley, sino que
estamos al servicio del amor de Dios, podemos seguir pecando. Pero eso no es
posible.
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16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien
como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea
del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
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16 ¿No sabéis que cuando os presentáis a
alguno como esclavos para obedecerle,
sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de
la obediencia para justicia?
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16
¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo,
son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado
que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.
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16
Ustedes saben que quien siempre obedece a una persona, llega a ser su
esclavo. Nosotros podemos servir al pecado y morir, o bien obedecer a Dios y
recibir su perdón.
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17 Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina
a la cual fuisteis entregados;
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17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis
obedientes de corazón a aquella forma de doctrina a la que fuisteis
entregados;
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17 Pero
gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido
de corazón a la enseñanza[b]
que les fue transmitida.
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17
Antes, ustedes eran esclavos del pecado. Pero gracias a Dios que obedecieron
de todo corazón la enseñanza que se les dio.
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18 y libertados del pecado, vinisteis a ser
siervos de la justicia.
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18 y habiendo sido libertados del pecado, os
habéis hecho siervos de la justicia.
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18 En
efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la
justicia.
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18 Ahora
ustedes se han librado del pecado, y están al servicio de Dios para hacer el
bien.
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19 Hablo como humano, por vuestra humana
debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para
servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación
presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
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19 Hablo en términos humanos, por causa de la
debilidad de vuestra carne. Porque de la manera que presentasteis vuestros
miembros como esclavos a la impureza y
a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para
santificación.
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19 Hablo
en términos humanos, por las limitaciones de su naturaleza humana. Antes
ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que
lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que
lleva a la santidad.
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19 Como
a ustedes todavía les cuesta entender esto, se lo explico con palabras
sencillas y bien conocidas. Antes ustedes eran esclavos del mal, y cometían
pecados sexuales y toda clase de maldades. Pero ahora tienen que dedicarse
completamente al servicio de Dios.
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20 Porque cuando erais esclavos del pecado,
erais libres acerca de la justicia.
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20 Porque cuando erais esclavos del pecado,
erais libres en cuanto a la justicia.
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20
Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la
justicia.
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20
Cuando ustedes eran esclavos del pecado, no tenían que vivir como a Dios le
agrada.
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21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas
de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
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21 ¿Qué fruto teníais entonces en aquellas
cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de esas cosas es
muerte.
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21 ¿Qué
fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a
la muerte!
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21 ¿Pero
qué provecho sacaron? Tan sólo la vergüenza de vivir separados de Dios para
siempre.
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22 Mas ahora que habéis sido libertados del
pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como fin, la vida eterna.
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22 Pero ahora, habiendo sido libertados del
pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como resultado la vida eterna.
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22 Pero
ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios,
cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.
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22 Sin
embargo, ustedes ya no son esclavos del pecado. Ahora son servidores de Dios.
Y esto sí que es bueno, pues el vivir sólo para Dios les asegura que tendrán
la vida eterna.
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23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
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23 Porque la paga del pecado es muerte, pero
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
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23
Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
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23 Quien
sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala
la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.
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