RV60a
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LBLA
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NVI
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TLA
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1
Proclamando
a Cristo crucificado
Así
que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios,
no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
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1 Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos
el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría,
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1 Yo mismo,
hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio[a] de Dios, no lo hice con gran
elocuencia y sabiduría.
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1 Hermanos en
Cristo, cuando fui a ustedes, para hablarles de los planes que Dios tenía en
secreto, no lo hice con palabras difíciles ni traté de impresionarlos.
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2 Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
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2 pues nada me propuse saber entre vosotros,
excepto a Jesucristo, y éste crucificado.
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2 Me propuse
más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de
Jesucristo, y de éste crucificado.
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2 Al
contrario, decidí hablarles sólo de Cristo, y principalmente de su muerte en
la cruz.
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3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y
mucho temor y temblor;(A)
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3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y
con temor y mucho temblor.
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3 Es más, me
presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo.
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3 Cuando me
acerqué para enseñarles y anunciarles el mensaje, me sentía poco importante y
temblaba de miedo.
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4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con
palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu
y de poder,
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4 Y ni mi mensaje ni mi predicación fueron
con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y
de poder,
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4 No les
hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración
del poder del Espíritu,
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4 No fui a
ustedes como un sabelotodo, ni usé palabras elegantes. Sólo dejé que el
Espíritu de Dios mostrara su poder y los convenciera.
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5 para que vuestra fe no esté fundada en la
sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
La
revelación por el Espíritu de Dios
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5 para que vuestra fe no descanse en la
sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
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5 para que la
fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.
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5 Y así,
ustedes creyeron en Dios, no por medio de la sabiduría humana sino por el
poder de Dios.
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6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los
que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes
de este siglo, que perecen.
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6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los
que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los
gobernantes de este siglo, que van desapareciendo,
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6
Sabiduría
procedente del Espíritu
En cambio, hablamos con sabiduría entre los que
han alcanzado madurez,[b]
pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los
cuales terminarán en nada.
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6 Sin
embargo, cuando hablamos con los que ya entienden mejor el mensaje de Dios,
hablamos con sabiduría. Pero no empleamos la sabiduría humana como la emplean
la gente y los gobernantes de este mundo. El poder que ellos tienen está
condenado a desaparecer.
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7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio,
la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra
gloria,
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7 sino que hablamos sabiduría de Dios en
misterio, la sabiduría oculta que,
desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria;
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7 Más bien,
exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado
escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad.
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7 Nosotros
enseñamos el mensaje con palabras inteligentes, que vienen de Dios. Ese
mensaje habla de los planes que Dios tenía en secreto desde antes de crear el
mundo, y que él quiso manifestarnos para que podamos compartir su gloria.
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8 la que ninguno de los príncipes de este
siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al
Señor de gloria.
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8 la sabiduría
que ninguno de los gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la
hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de gloria;
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8 Ninguno de
los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no
habrían crucificado al Señor de la gloria.
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8 Claro que
este plan inteligente de Dios no lo entendió ninguno de los gobernantes del
mundo. Si ellos lo hubieran entendido, no habrían colgado de la cruz a
nuestro Señor, quien es el dueño de la vida.
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9 Antes bien, como está escrito:
Cosas
que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han
subido en corazón de hombre,
Son las
que Dios ha preparado para los que le aman.(B)
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9 sino como está escrito: COSAS QUE OJO NO
VIO, NI OIDO OYO, NI HAN ENTRADO AL CORAZON DEL HOMBRE, son LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS
QUE LE AMAN.
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9 Sin
embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado,
ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo
aman.»[c]
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9 Como dice
la Biblia: «Para aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie
jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar.»
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10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
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10 Pero Dios nos las
reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las
profundidades de Dios.
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10 Ahora
bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo
examina todo, hasta las profundidades de Dios.
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10 Dios
nos dio a conocer todo esto por medio de su Espíritu, porque el Espíritu de
Dios lo examina todo, hasta los secretos más profundos de Dios.
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11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas
del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
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11 Porque entre los hombres, ¿quién conoce los
pensamientos de un hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
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11 En
efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu
que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el
Espíritu de Dios.
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11 Nadie
puede saber lo que piensa otra persona. Sólo el espíritu de esa persona sabe
lo que ella está pensando. De la misma manera, sólo el Espíritu de Dios sabe
lo que piensa Dios.
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12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que
Dios nos ha concedido,
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12 Y nosotros hemos recibido, no el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que
Dios nos ha dado gratuitamente,
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12
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede
de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
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12 Pero
como Dios nos dio su Espíritu, nosotros podemos darnos cuenta de lo que Dios,
en su bondad, ha hecho por nosotros.
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13 lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual.
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13 de lo cual también hablamos, no con
palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el
Espíritu, combinando pensamientos
espirituales con palabras
espirituales.
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13 Esto
es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la
sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos
verdades espirituales en términos espirituales.[d]
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13
Cuando hablamos de lo que Dios ha hecho por nosotros, no usamos las palabras
que nos dicta la inteligencia humana, sino que usamos el lenguaje espiritual
que nos enseña el Espíritu de Dios.
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14 Pero el hombre natural no percibe las cosas
que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente.
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14 Pero el hombre natural no acepta las cosas
del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender,
porque se disciernen espiritualmente.
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14 El
que no tiene el Espíritu[e]
no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No
puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.
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14 Los que
no tienen el Espíritu de Dios no aceptan las enseñanzas espirituales, pues
las consideran una tontería. Y tampoco pueden entenderlas, porque no tienen
el Espíritu de Dios.
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15 En cambio el espiritual juzga todas las
cosas; pero él no es juzgado de nadie.
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15 En cambio, el que es espiritual juzga todas
las cosas; pero él no es juzgado por nadie.
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15 En
cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al
juicio de nadie, porque
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15 En
cambio, los que tienen el Espíritu de Dios todo lo examinan y todo lo
entienden. Pero los que no tienen el Espíritu, no pueden examinar ni entender
a quienes lo tienen.
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16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor?
¿Quién le instruirá?(C) Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo.
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16 Porque ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL
SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
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16
«¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?»[f] Nosotros, por nuestra parte, tenemos
la mente de Cristo.
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16 Como
dice la Biblia: «¿Quién sabe lo que piensa el Señor? ¿Quién puede darle
consejos?» Pero nosotros tenemos el Espíritu de Dios, y por eso pensamos como
Cristo.
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